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Los hombres que desafían a la muerte

Erbil, Kurdistán, 20 de junio de 2014

Son una fuerza paramilitar de élite, que no reconoce Bagdad, pero son los únicos que le han hecho frente a los yihadistas.

 

Estefan Polis Hana entra renqueando de su pierna izquierda. Sus  articulaciones están ya un poco oxidadas y de vez en cuando la cadera le juega una mala pasada.  Sus limitaciones físicas no le frenan a seguir cumpliendo con su promesa de peshmerga y,  a sus 67 años, se ha inscrito como voluntario para defender el Kurdistán de la amenaza del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL, en sus siglas en inglés).

La historia del Kurdistán está marcada en las arrugas de su piel. “Ser peshemerga es un compromiso desde el corazón, algo que no puedes romper.  No son cualidades físicas sino mentales de verdadero convencimiento y sacrificio hacia la patria”, expresa vehemente este peshmerga que luchó codo a codo con el líder kurdo, Mustafa Barzani, en los setenta contra las fuerzas de Sadam Husein.

La palabra peshmerga significa literalmente en kurdo: “aquellos que desafían a la muerte”.   Aunque suene un tanto exagerado, el sentimiento patriótico es tan arraigado que podría decirse que todos los kurdos son peshmerga cuando se trata de defender su territorio.

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La actual insurrección suní, liderada por el ISIL, ha reunido a viejos enemigos en el campo de batalla: los peshmerga contra ex baazistas  (el partido del ex presidente Sadam Husein, ejecutado), y el grupo islamista suni, Ansar el Suna (antecesor del Estado Islámico de Irak). Fuentes de Inteligencia sostienen que el cerebro detrás del éxito militar del ISIL es el ex jefe del Partido Baaz y sucesor de Saddam Hussein, el general Ibrahim Al Douri. A pesar de estar en la lista de los más buscados de EEUU desde 2003, el general Al Douri ha logrado esquivar su captura y ahora ha salido de su madriguera y junto al ISIL está conquistando enormes partes de Irak.

“Me alisté en 1967, bajo el mando de Barzani “el Grande”,  por los crímenes que ha cometido el Baaz contra nuestro pueblo, contra nuestra tierra”,  declara Polis Hana.

Por aquel entonces las cosas eran muy diferentes a hoy en día. Los peshmerga se han convertido en una fuerza paramilitar de élite con tecnología sofisticada y que recibe un entrenamiento militar profesional por instructores de Estado Unidos. Los peshmergas apoyaron a las tropas estadounidenses a derrocar al régimen de Sadam.   Ahora forman un Ejército profesional de 190.000 hombres capacitados con armamento pesado y que ha sido capaz de frenar a los yihadistas, mientras las tropas de Irak siguen perdiendo terreno.

Al no ser una fuerza regular reconocida por el Ministerio de Defensa iraquí, los peshmerga no reciben un salario del Gobierno Central ni visten uniforme oficial. El régimen de Bagdad no solo ha cancelado los salarios de los peshmergas sino que ha advertido al gobierno Kurdo que sus fuerzas de seguridad entreguen al gobierno central las armas pesadas.

Los primeros peshmerga eran milicianos o guerrilleros que se escondían en las montañas y llevaban a cabo escaramuzas contra las fuerzas de seguridad de Sadam Husein en los territorios disputados en el norte de Irak como Suleimaniya, Kirkuk, la llanura de Ninive, (capital Mosul).

“Yo entré por primera vez con la división de Faransa Hariri,  (un líder sirio que se unió a las fuerzas de Mustafa Barzani (padre del actual presidente kurdo)  en la ciudad de Kirkuk para expulsar a la Guardia Revolucionaria de Sadam Husein ”, rememora el viejo combatiente kurdo.  Se refiere a los enfrentamientos a mediados de la década de los setenta, cuando Sadam llevó a cabo una campaña de “arabización” en las ricas áreas petrolíferas del norte de Irak, rompiendo con el pacto conocido como “Manifiesto” por el que los kurdos iban a tener un estado autonómico con las fronteras demarcadas en las que se incluía la rica ciudad petrolera de Kirkuk.  Esta guerra de guerrillas en la que participaron milicias iraníes del lado de los kurdos finalizó con un acuerdo de Paz entre Barzani ,  gobierno de Irak  y el Sha de Irán, Mohamed Reza Pahlavi, por el que este garantizaba a Bagdad que las milicias iraníes se replegarían hacia su frontera.

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“Éramos voluntarios. Nadie cobraba ni un duro por ir a luchar. Lo hacemos porque es nuestro deber a la Patria”,  exclama Issa Ashkar, otro peshmerga, antes de aclarar que “nuestro deber es proteger las fronteras y proveer la seguridad en el Kurdistán”.

“Una vez,  estuvimos 47 largas jornadas sin comer ni descansar ni un solo día”, explica orgulloso el veterano guerrillero.

“Cuando luchábamos con Barzani  no había diferencias.  Cristianos asirios, caldeos, musulmanes sunies o chies, tukcomanos, y azadies, a todos nos llamaban peshmergas”,  reflexiona Ashkar.

Después,  a finales de los ochenta hubo una guerra civil entre las fuerzas peshmerga entre los dos principales partidos kurdos. El Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de Masud Barzani, actual presidente kurdo,  y la Unión Patriótica del Kurdistán, (PUK) del presidente de Irak, Jafar Talabani.

Ahora intentan ser de nuevo una fuerza unida. Pero como explica Farouq Hanna Atto “ la formación de las milicias se basa en el sistema oligárquico.  Cada partido tiene su propia milicia peshmerga”.  Tras el acuerdo de Washington, en 1998, que puso fin a casi una década de enfrentamientos entre kurdos, todos los peshmerga se unieron y se formó un Ministerio de los Peshmerga pero siguen siendo un sistema de clanes.

Por citar un ejemplo, las fuerzas de seguridad del PUK suman más de 20.000 combatientes, y cuentan con un batallón de Infantería, un batallón acorazado y otro de Ingeniería, además de tener 120 tanques.  Esta información se filtró recientemente en la prensa, cuando un alto mando del PUK reclamó en una entrevista que su partido debería tener el Ministerio del Peshmerga y no la tercera vía, el Movimiento Gorran (el movimiento del Cambio) que en cierta manera se decidió para intentar, al menos en teoría, dar una imagen de unidad entre las fuerzas se seguridad kurdas.

“No seremos parte de la guerra entre el gobierno central y las tribus suníes. Únicamente nos defendemos de la amenaza del terrorismo. Nunca nos revelaremos contra las autoridades de Bagdad incluso, aunque se nos hayan dejado de lado y no hayan cumplido ninguna promesa”,  dice Atto en referencia a la disputada ciudad de Kirkuk, ahora en manos de las fuerzas de seguridad kurdas.

La autonomía de esta rica ciudad petrolera está contemplada en el artículo 140 de la Constitución Iraquí, y en 2007 debería haberse celebrado un referéndum en Kirkuk sobre su incorporación a la región autónoma del Kurdistán.

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