Hotel of Caliphate

El hotel cinco estrellas del Estado Islámico

(Mosul) Irak, 10 de abril de 2017

A orillas del río Tigris,  en la rivera oriental, se eleva como una pirámide truncada el hotel Internacional Nínive o más bien lo que queda de esta propiedad de lujo.  El hotel se encuentra en el barrio de Al Arabi que fue uno de los últimos en ser liberado por las fuerzas iraquíes a finales de enero.

Durante los dos últimos años, el Estado Islámico asumió la dirección y gerencia de este resort vacacional con piscina y barra de bar, jardines con fuentes, canchas de tenis, sala de fitness, y dos salones para banquetes, y lo modificó conforme a su doctrina radical. La nueva dirección lo renombró “hotel de los Herederos”  y sus 262 lujosas habitaciones con impresionantes vistas al Tigris estaban reservadas a la élite del EI y sus familias, que eran los únicos que podían pagarse esta privilegiada estancia.  Por allí pasaron los ministros de Dáesh y el propio Abu Baker Al Baghdadi cuando venia de visita a Mosul.

Las banderas de países occidentales que ondeaban en los mástiles en la entrada del recinto hotelero fueron  reemplazadas por la insignia negra y blanca del EI. Con cincel y martillo los yihadistas removieron los relieves de seres mitológicos asirios que decoraban en los muros para dejarlos totalmente lisos.

La gerencia cambió el menú del restaurante para que que todas las comidas fueran halal (permitido en el Islam) y en la carta de bebidas solo ofrecía zumos, bebidas gaseosas, y cócteles sin alcohol.

Hotel of CaliphateEn la inauguración del reformado hotel “los Herederos” se invitó al evento a la prensa local. “Había  yihadistas de todas las nacionalidades”,  con luengas barbas que cambiaron el uniforme militar por “camisa y pantalones anchos de color blanco”,  explica Louey un periodista de Mosul.

“Cuando se hospedaba Al Baghdadi había una fuerte dispositivo de seguridad, incluso se cerraban algunas calles para que nadie pudiera llegar al recinto del hotel”, recuerda.

Daesh reclutó a sus propios empleados de confianza para trabajar en el hotel porque el acceso era muy restringido.

En el hotel se celebraron banquetes de boda de altos mandos militares del grupo con esclavas yazidies o con novias extranjeras que venían a Irak y Siria para casarse con yihadistas.

El ministerio de Propaganda del grupo yihadista hizo videos promocionales del hotel, mostrando la piscina iluminada por la noche, la lujosa recepción con el suelo de mármol recién pulido, o del parque de atracciones que montó en una explanada dentro del recinto de hotel.

El EI trajo de las vecinas localidades cristianas de Bartela y Hamdaniya, una noria, un tiovivo y otros atracciones infantiles.

ethel_Bonet_003-2En el abandonado recinto ferial languidecen arrinconados elefantes rosas, ratones de grandes orejas y  fieras con mirada tierna de cartón piedra que sirvieron de entretenimiento a los hijos de los yihadistas.

Cuando las huestes de Abu Baker Al Baghdadi tomaron en tiempo relámpago la ciudad de Mosul y  parte de la provincia de Nínive y se extendieron hacia la vecina Siria, el EI cerró todos los hoteles y hostales. Pero después cuando el grupo yihadista intentó establecerse y expandir su Califato volvió a reabrir los hoteles pero remodelándolo a su estricto estilo islámico.

Lo que queda del hotel cinco estrellas del EI es un espejismo alimentado por las leyendas populares. Durante la ofensiva para recuperar la orilla oriental de Mosul, el lujoso complejo hotelero se trasformó en el cuartel militar de los yihadistas y se instalaron en los bajos del hotel donde estaba el gimnasio, los baños públicos de la piscina y los almacenes.

Sacaron las máquinas de pesas,  la cinta de correr y las bicicletas estáticas y llenaron de colchones y víveres la sala de fitness y allí se atrincheraron los últimos yihadistas de Mosul este hasta que las la policía Federal y el Ejército, con apoyo de los bombardeos de la coalición internacional tomaron el edificio y “mataron a 24 miembros de Daesh”, explica el capitán Buazer de la División de Respuesta Rápida de la Policía Federal.

Por su estratégica localización frente al barrio Al Sahur (en la orilla derecha del Tigris), todavía bajo control del EI, el hotel se ha convertido en una posición militar que comparten la Policía Federal, el Ejército Nacional y un grupo de fuerzas especiales de Dinamarca. El capitan Buazer nos lleva a hacer un recorrido por el hotel. Hay que tener mucha precaución porque al otro lado del río hay apostados francotiradores del EI.

La lujosa recepción con suelo su pulido suelo de mármol, así como los dos restaurantes se derrumbaron por los bombardeos aéreos. La planta baja se ha convertido en una caverna oscura con madejas de cables sueltos, montañas de escombros y amasijos de hierros. Para acceder a las habitaciones del hotel hay que cruzar por este lúgubre pasillo intransitable. En las habitaciones de los pisos más altos del hotel,completamente desvalijado, están las posiciones de los francotiradores daneses.

Estado Islámico construyó una nueva carretera, conocida como la “carretera del Califa”, por la que únicamente podían circular los vehículos oficiales todoterreno con cristales tintados para evitar los atascos que se forman en Mosul.  Los yihadistas trajeron bulldozer y palas excavadoras y destrozaron parte del sitio arqueológico asirio donde el rey Senaquerib levantó su metrópolis imperial, en el siglo VIII a.C, para que la carreta cruzara por allí. Este atajo conduce hacia el hotel Internacional Nínive y de allí bordea el río para cruzar por el puente Cuatro y llegar al casco antiguo en el lado oeste.

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