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Desolación y muerte en Mosul oeste.

Mosul (Irak), 14 de abril de 2017

Tras cruzar  el último “checkpoint”  de la Policía Federal de Irak al sur del aeropuerto Internacional de Mosul, un mar de dunas de escombros se abre a nuestro paso. La destrucción es tan salvaje que el recinto aeroportuario está literalmente arrasado. No hay rastro del recibidor del aeropuerto, la torre de control o del hangar. En las pistas de aterrizaje, la mayoría han quedado inoperativas, las fuerzas iraquíes han emplazado baterías lanzacohetes para atacar posiciones de los yihadistas. Desde allí también despegan helicópteros militares iraquíes que, con el apoyo de la aviación de la coalición internacional, dan cobertura desde el aire a las tropas terrestres que avanzan lentamente por la ciudad vieja de Mosul, donde siguen atrapados más de 400.000 civiles.

A medida que se avanza hacia al casco histórico se abre camino a la destrucción y desolación en los barrios. El vecindario de Mosul Al Jadida  es el que más ha sufrido los bombardeos de la coalición internacional. Hay destrucción por todas partes. Hasta cerca de 300 civiles se cree que murieron en un bombardeo indiscriminado de la coalición, el pasado 23 de marzo.Se trata de uno de los ataques más mortíferos de la historia reciente en Irak. El alto número de bajas civiles, todavía por determinar ya que aún quedan cuerpos enterrados bajo los escombros,  llevó a las fuerzas iraquíes a paralizar la ofensiva para liberar el lado oeste de Mosul.

Entre los supervivientes al bombardeo está Abu Tareq, excapitán del Ejército de Sadam Husein. Abu Tareq es un superviviente nato; consiguió escapar de la muerte cuando el EI arrestó a todos los oficiales en el barrio de Wadi Jayar, al suroeste de Mosul y gracias a haberse escondido en el sótano de un edificio abandonado a medio construir se salvó del bombardeo de Mosul Al Jadida.

“Nos apresaron a 25 entre oficiales y policías y nos llevaron en un colegio. Nos pusieron de rodillas en el patio. Había 41 yihadistas con nosotros”, relata el ex oficial.

“En todo momento pensé en escaparme. Sabía que era una decisión casi suicida y que solo tendría una oportunidad, así que esperé el momento. Aproveché que un grupo de ellos se había marchado y el resto estaba ocupado interrogando a otros detenidos para salir corriendo. Con todas mis fuerzas corrí y salté el muro del patio de la escuela y me metí en la casa de unos vecinos que me ayudaron a esconderme y después huir cuando la calle estaba despejada”, continúa.

Abu Tareq consiguió llegar hasta el barrio de Mosul Al Jadida, a una distancia a pie de 45 minutos pero que a él le costó dos hora porque tenia que esconderse a cada rato. El fugitivo se refugió en casa de unos familiares por veinte días y para no ponerlos en peligro decidió marcharse de la casa de su primo. “Me marche por la noche, e iba vestido con chilaba y turbante. Encontré un edificio abandonado que estaba a medio construir y tenía un sótano. Así que decidí quedarme allí.

Abu Tareq permaneció en su guarida durante 120 días, saliendo a buscar algo de comida y agua cada tres o cuatro noches.

El 23 de marzo mientras él permanecía a salvo guareciéndose en un espacio subterráneo, varios cientos de civiles que estaban en sus casas murieron o resultaron gravemente heridos por los bombardeos aéreos. Afortunadamente, su familia hacía ya semanas que se había marchado a la localidad de Al Qayyara, a 30 kilómetros al sur de Mosul.

Mosul DispatchesDesde hace poco más de dos semanas las operaciones militares en Mosul se han detenido y la policía federal se limitan a defender los barrios liberados, hacer redadas en busca de yihadistas en casas de civiles y a desactivar explosivos diseminados por calles y viviendas. No por ello ha cesado la violencia, ya que cada día hay escaramuzas entre los yihadistas y las fuerzas de seguridad.

Una vez que se ha asegurado un área y se han chequeado las viviendas los civiles que regresan colocan en la puerta una tela blanca en señal de que la casa está limpia.

Los vecinos que han regresado o no se han podido marchar son pocos, y la mayoría son sospechosos de colaborar con el EI, por lo que rehuyen de .

“Hay que llevar mucho cuidado y evitar estar mucho rato en un mismo sitio. Hay civiles que son informantes de los yihadistas y envían por GPS nuestra localización”,  explica el teniente Ali, de la unidad de inteligencia de la policía federal iraquí.

Sin agua corriente ni electricidad y apenas comida las condiciones de en los barrios liberados de Mosul oeste son muy duras. Algunas ONG locales entran en los vecindarios liberados y reparten alimentos a los civiles. “Atendemos diariamente a un total de 1000 civiles. Les damos pan, arroz, algo de verdura y carne en lata”, indica Omar que trabaja como voluntario para la asociación caritativa Al Safa.

A las afueras de Mosul hay otro punto de distribución de alimentos. Los encargados de cocinar y repartir tres comidas al día son voluntarios de las cofradías religiosas chiíes que siguen la orden del influyente clérigo chií Moqtada al-Sadr.

“Hace cuarenta días que nos instalamos aquí para ayudar a los civiles que salen de Mosul. Nos llevamos bien con todo el mundo. Ayudamos a todos ya sean suníes, chiíes o cristianos”,  defiende Ali, un voluntario, ante la mala reputación que tienen las milicias chiíes en la prensa internacional.

diegoIbarrasanchez_Mosul_007A la vanguardia de las operaciones para la liberación de Mosul está la División de Respuesta Rápida (DRR) , unidad de élite de la policía federal, que lucha cuerpo a cuerpo con los yihadistas en las laberínticas callejuelas de la segunda ciudad iraquí.

“Nuestros soldados han recibido un entrenamiento especial en combate urbano. Por eso, somos la única fuerza capaz de enfrentarse a los yihadistas”,  asegura el capitán Firas, portavoz de la DRR.

Para reducir lo mayor posible el número de bajas civiles. las DRR se desplazan en grupos de seis con armas ligeras en las calles estrechas y densamente pobladas.

El principal problema al que nos enfrentamos es que los yihadistas están usando a civiles como escudos humanos. Colocan a francotiradores en las azoteas de las casas y dentro tienen a civiles retenidos. Son unos cobardes, a penas enfrentan resistencia.  Sus tácticas son muy sucias: coches suicidas, escudos humanos y plantar explosivos”,  explica el capitán Firas.

Actualmente el frente se encuentra en el área que rodea Bab Al Tob, uno de los zocos centenarios del casco antiguo, donde esta la plaza que el EI utilizó para las ejecuciones públicas.

A pesar de la propaganda del Ejército iraquí que desde hace semanas asegura tener rodeada la gran mezquita Al Nuri, donde Abu Baker Al Baghdadi dio su primer discurso, la realidad sobre el terreno es otra. Sin la cobertura de los aviones de EEUU es muy difícil poder avanzar por entre las laberínticas callejuelas del casco viejo de Mosul. 

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