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Un día con el doctor Abdulá, el hombre que podría ser presidente de Afganistán.

Herat, 20 de mayo de 2014

El cielo está cubierto por un espeso manto gris. En cambio, la tierra luce de color azul celeste.  Un río de personas blandiendo banderas azules y carteles con la fotografía del doctor Abdulá Abdulá junto al legendario ex muyahidín Ahmed Sha Masud, espera impaciente en la salida del aeropuerto internacional de Herat, al suroeste de Afganistán.

Este carismático líder de profesión oftalmólogo, que quedó segundo en las elecciones presidenciales de 2009, podría romper con la tradición de que sólo un candidato de la etnia pashtún (la misma del presidente saliente Hamid Karzai, y que representa al 40% de la población) puede llegar de nuevo a la Presidencia. Aunque tiene sangre pashtuna por herencia de su padre,  Abdulá se identifica más con la minoría tayika, la etnia de su madre, y los estrechos lazos que le unían al líder de la Alianza del Norte, de quien fue su mano derecha.

diegoibarrasanchez_Abdula_006Abdulá ha sabido pactar con ex señores de la guerra, como el líder Hazara, Mohamed Mohaqeq,  que se ha convertido en su vicepresidente, lo que le dará en buena parte los votos de esta otra minoría étnica.

La sombra del “León de Panshir” (como se conoce al  general Masud, asesinado el  9 de septiembre de 2001 por unos talibanes) impregna hasta el asfalto, ya que los 17 kilómetros de carretera que van desde el aeropuerto al Estadio Olímpico de Herat  se llama la avenida Shahid (mártir) Ahmed Sha Masud.

Abdulá con aspecto de “dandee”, siempre impecable con un pañuelo de seda alrededor del cuello,  apareció en una tarima en lo alto del estadio con gesto triunfal, agasajado con gritos de júbilo, ovaciones, incluso algún desmayo.

“Somos el cambio; somos la esperanza”, proclama ante la abarrotada arena del estadio el que fue ministro de Asuntos Exteriores durante el mandato interino de Hamid Karzai (2001-2004).

Dicen los afganos que quien gana la elecciones en Herat, la segunda provincia del país con cerca de 2 millones de habitantes, tiene la llave del Palacio Presidencial. Y visto el entusiástico apoyo que recibió el doctor Abdulá en Herat podría hasta cumplirse la premonición.  De ser así el ex ministro de Exteriores se convertiría en el primer presidente no pashtún, desde el oscuro período de la guerra civil con el mandato del ex presidente tayiko Burhanudin Rabbani, que gobernó entre 1992 y 1996.

La presidencia de Abdulá podría abrir la puerta a un candidato uzbeko o hazara para en las próximas elecciones de 2019.

La unidad nacional es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentará el futuro  gobierno afgano.

El doctor Abdulá, desde la oposición, ha estado trabajando en una coalición “todos juntos” en  los últimos cinco años. Fruto de esta fórmula ha sido la reciente elección de Yunus Qanuni, un cercano de Abdulá,  como vicepresidente del Estado, tras el repentino fallecimiento de Mohamad Qasim Fahim.

“Yo estoy dispuesto a pactar con todo aquel que apoye el Islam moderado, el desarrollo democrático para fortalecer las instituciones y el cambio hacia un sistema parlamentario frente al presidencialista. Pero no con esa gente (los talibanes)con la que pactó (Hamid) Karzai, que es enemiga de su propio pueblo; va en contra de los intereses de Afganistán”,  declara.

“El gobierno de Karzai ha cometido el error de considerar a los insurgentes como parte de un todo, cuando lo que ellos buscan es destruir el país. Hacer descarrillar el proceso democrático. Su programa electoral ha sido imponer la violencia y el miedo para impedir que se celebre las elecciones. Los talibanes están luchando contra nosotros, ellos son la mayor amenaza de Afganistán”, insiste este ex muyahidín.

Y ésta es la pregunta del millón ¿Podrá un hombre que representa la viva imagen de la Alianza del Norte (principal oposición a los talibanes) amarrar el proceso de paz con los insurgentes?

“El gobierno de Karzai no se ha tomado las cosas en serio con los talibanes. La  cuestión es que antes de 2009, de empezara a hablar de reconciliación con los talibanes,  negociábamos con ellos sin problemas. Después todos estábamos en contra de los talibanes y, es más, estábamos orgullosos de luchar contra ellos. Durante trece años han sido nuestros enemigos y los enemigos de EEUU y la OTAN. Y ahora ¿qué buenas opciones hay con los talibanes?”, critica el líder tayiko.

Abdulá defiende que es imposible crear un equipo de gobierno sin incluir a aquellos con la “manos manchadas de sangre”, como critican sus detractores.

Afganistán ha vivido treinta años de guerra. Primero contra los rusos, después una cruenta guerra civil, donde se cometieron los peores crímenes, y por último la guerra contra los talibanes.

“He de decir que no hay ningún líder político que pertenezca a ese grupo de limpios, como alardea el doctor Ashraf Ghani (principal rival de Abdulá)”.

Hay que destacar que Abdulá no es un ex señor de la guerra sino un tecnócrata que ocupó competentemente la cartera de Asuntos exteriores.  Pero ha sabido poner a sus espaldas a dos importantes señores de la guerra,  un Hazara y un pashtún, cercano a los talibanes, Mohamad Khan,  del grupo Hezb-i-Islami.

La corrupción será el otro caballo de batalla del futuro presidente. El doctor Abdulá opina que la buena gobernanza solo será posible con los resultado de unas elecciones libres y justas.

“No soy de los que dicen que vamos a crear cinco millones de puestos de trabajo, o construir miles de viviendas o que todos los niños de Afganistán tendrán acceso a la educación. Estamos en un escenario de guerra. Pero Afganistán tiene todavía mucho potencial. Este país es virgen en recursos naturales  y si hay futuro habrá estabilidad y atraerá nuevas inversores regionales e internacionales.

No estoy a favor de la retirada total de las tropas ni la caída dramática de las ayudas internacionales. Esto no va a ayudar a la estabilidad ni al transición democrática de Afganistán. Necesitamos aún de la tutela internacional”, lamenta el ex ministro de Exteriores.

A pesar de las dudas que planean en estas elecciones donde se prevé fraude masivo teniendo en cuenta la situación de inseguridad que ha llevado a reducir el número de observadores internacionales, el candidato favorito asegura que “los 20.000 observadores locales velaran para impedir que se cometa fraude electoral”.

“Soy confidente de que la situación ahora es diferente a 2009. Es un proceso serio y de estas elecciones dependerá el futuro y la credibilidad de Afganistán como país capaz de alcanzar la democracia. Los electores son conscientes de ello y va a ver una alta participación. Y si hay fraude será por culpa del corrupto gobierno saliente. Pero garantizo a la comunidad internacional que estas elecciones van a ser justas”.

Abdulá esta plenamente convencido de que va a ganar estas elecciones. “No es que crea que puedo ganarlas se que las voy a ganar”,  exclama con aire triunfalista el eterno candidato a presidente.

Y si pierde por sospechas de fraude electoral sus partidarios saldrán a la calle a reivindicar su victoria. “No voy permitir que otra vez me vuelvan a robar los resultados como en las elecciones de 2009”,  advierte el doctor Abdulá.

 

 

 

 

 

 

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