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Todo a 1.000 chelines somalíes

Mogadiscio, 28 de enero de 2007

En el supermercado “Dhan Dhan” se venden productos de limpieza, cosméticos, leche en polvo y se compran dólares americanos. El establecimiento que regenta Sharif, pintado con dibujos de grandes botellas de coca cola, barras de pan y fajos de billetes, funciona además como casa de cambio. En Somalia no hay Banco Central, ni bancos internacionales,  ni casas de cambio registradas,  ni moneda de curso legal. En este país del Cuerno de África, que desde hace 17 años carece de un gobierno central, únicamente circulan billetes falsos de 1.000 chelines somalíes. Antes de la guerra civil, en 1991, la unidad monetaria era el chelín somalí y circulaban billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 500 y 1.000 chelines, emitidos por el Banco Central.

Al igual que la tienda de Sharif, el resto de supermercados de Mogadiscio cambian dólares por  billetes falsos de 1.000 chelines. El valor del dólar es fijo: un dólar equivale a 13.500 chelines. Afortunadamente, los somalíes se benefician de que su moneda pseudo-oficial  no se devalúa.  Las imprentas para la fabricación de estos billetes falsos están en Malasia y Túnez y el negocio pertenece a los señores de la Guerra. Abdi Rahman Darman es uno de estos grandes mercenarios del clan de los Hawie. Darman es hijo del ex embajador de Somalia en Estados Unidos y  pertenece a una de las familias más poderosas de este hundido país. En el anterior gobierno llegó a autoproclamarse presidente de Somalia.

El supermercado “Dhan Dhan” está controlado por Darman. El dueño del establecimiento nos explica que el proceso para la fabricación y después distribución de dinero falso en Somalia se divide en tres fases: “Un hombre de negocios viaja a Túnez o Malasia llevando consigo un maletín con 100.000 dólares, con los que pagará a la imprenta para que fabrique un total de 2 millones de chelines en billetes de 1.000. La imprenta se quedará el 10 por ciento del beneficio de la posterior venta, el tres recaerá en el transportista que entrará de forma ilegal el dinero en el país y el cinco para los oficiales de la aduana. Después el señor de la guerra repartirá entre sus comercios el dinero para que empiece a circular”. Mientras continúa hablando Sharif, entra un cliente al local y cambia 20 dólares. Los billetes completamente nuevos pasan a sus manos y sonríe con complicidad al tiempo que asegura: “éstos vienen de Puntland -región semindependiente del norte de Somalia “. Desde hace unos meses se ha empezado a fabricar billetes falsos en esta parte del país controlada por el clan de los Darrot, al que pertenece el presidente, Abdullahi Yusuf Ahmed.  La calidad del papel no es tan buena como la de los que vienen de Túnez, pero como ahora parte del poder está controlado por ese clan, los billetes fabricados en Puntland han empezado a circular, a pesar de no ser del gusto del consumidor. Así funcionan las cosas en esta república bananera del Cuerno de África y los somalíes han aprendido a hacer un guiño a la pobreza.

Con 1.000 chelines, unidad única e indivisible, se puede comprar, por ejemplo, seis bananas, siete “nana” (caramelos), tres mangos y dos trozos de sandía. Con estos precios redondos es imposible pensar en las ofertas de mercado.

Las compañías y empresas utilizan para hacer transacciones bancarias unas oficinas locales que tienen convenios con países extranjeros. Qaram Express Bank es una de ellas. En estas oficinas las compañías depositan su dinero en dólares y lo utilizan para sus operaciones bancarias. Abd Allah Farah, director de la sucursal de Bakaro Market en Mogadiscio, nos dijo que antes había varias compañías extranjeras que cooperaban con las nacionales para la exportación de las bananas. “Somal Fruit y Sombana eran las primeras compañías en la exportación de banana en el mundo, pero la corrupción y la falta de una institución financiera gubernamental que controle las operaciones,  arruinó el único negocio fuerte del país”, lamenta Farah.

La corrupción se encuentra a todos los niveles de la vida diaria. Para comprar una casa en Mogadiscio no se firma una escritura de compra-venta de la vivienda, sino que el vendedor y el comprador se sientan con los testigos y se graba en una cinta de vídeo la entrega de llaves. El documento puede haber sido falsificado y la única garantía es el testimonio grabado en la cinta de video.

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