Solo el fútbol une hoy a palestinos

El Cairo, 18 de junio de 2007

La selección de fútbol de los palestinos podría ser una de las pocas señales de identidad nacional que queda en los divididos territorios. 

Por pasión, más que por dinero, el equipo, formado por ocho jugadores de Cisjordania y 13 de la Franja de Gaza, sale al campo a defender con voluntad férrea la camiseta del sueño palestino.

Pese a las continuas dificultades, luchan contra viento y marea para cumplir con sus compromisos internacionales. La plantilla de la selección palestina está entrenando en estos días en El Cairo, antes de su viaje a Amman (Jordania), para jugar sendos partidos contra Irán e Irak en el torneo Hariri.

Como palestinos, la vida de estos jugadores no es más fácil que la del resto de la población. Pero, al contrario de lo que está pasando allá con la lucha entre Hamas y Al Fatah, la división los une. En la selección nacional no hay distinción entre facciones.

Sin embargo, la ocupación, el muro de separación y los inaccesibles retenes israelíes, hacen imposible que el equipo se reúna para entrenar o participar en competiciones en suelo palestino. A los jugadores que viven en Gaza, Israel les prohíbe la entrada en Cisjordania, y viceversa. Por eso, la única manera para que la selección de fútbol pueda entrenar junta es en Egipto o Jordania.

La situación económica tampoco ayuda. Como la mayoría de futbolistas son funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina, llevan casi un año sin recibir salario. La Federación Palestina de Fút-bol, que depende del Ministerio de Juventud y Deportes, no puede pagar a los jugadores y cada vez son menos los patrocinadores extranjeros.

Mohamed Sabbah, entrenador del equipo de Cisjordania, explica que hasta el 2004 contaban con el patrocinio de Coca Cola, de la Fifa y de jeques saudíes.

Pero las “actividades turbias” de su presidente, Ahmad Afifi, dejaron al equipo sin financiación, dice  Marcelo Piña, documentalista chileno que siguió a la selección palestina durante dos años para realizar su película “Tiro libre” (Free Kick).

Gracias a la generosa donación de dos millones de dólares de un rico empresario kuwaití, de origen palestino, Taisir Barakat, la selección nacional pudo participar en las eliminatorias para el Mundial de Alemania- 2006.

Sabbah, de la localidad cisjordana de Tulkarem, ganaba 1.500 dólares mensuales antes de que la comunidad internacional congelara la ayuda externa a la ANP. Ahora sólo recibe una ayuda de 25 dólares al día cuando sale para los entrenamientos. “No somos profesionales, somos voluntarios”, dice Sabbah, antes de agregar: “este año solo hemos jugado 6 de los 21 partidos programados”.

Preocupados por las familias La inestabilidad política que ha llevado a violentos enfrentamientos entre Hamas y Al Fatah, los bombardeos israelíes y la falta de infraestructuras (no hay en todo el territorio un estadio y los campos de fútbol son de tierra) hace que mantener la selección sea casi una utopía.

El capitán del equipo, Saeb Yundie, de 32 años, y del norte de Gaza, se queja: “desde que empezaron los enfrentamientos en diciembre del año pasado se han suspendido prácticamente las actividades deportivas. Tampoco podemos concentrarnos en los entrenamientos, porque cada vez que salimos de viaje estamos preocupados por lo que pueda pasarles a nuestras familias”.

A pesar de las dificultades, el capitán del equipo no pierde la esperanza: “Así como nosotros representamos a Palestina, también esperamos que nuestros líderes y la gente piensen primero en Palestina y detengan la violencia a la brevedad”.

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