Pakistán nos necesita para mantener sus intereses en Afganistán
Islamabad, 02 de febrero de 2010
Bajo el alias de mulá Abdullah, este combatiente talibán de 32 años, originario de Waziristán del Sur, comenzó su formación como “yihadista” en los campos de entrenamiento de Azad Cachemira o la “Cachemira Ocupada” por Pakistán en el año 2000. Primero, fue reclutado por el grupo insurgente “Jaish e Mohammad” y combatió contra la Alianza del Norte antes de que EEUU invadiera Afganistán para derrocar al régimen Talibán a finales de 2001. A partir de entonces, este muyahidín se unió a la milicia Haqqani, bajo el mando de Sirajuddin Haqqani, comandante en jefe de las operaciones contra la OTAN en el centro y este de Afganistán, y ha participado activamente en las operaciones de este grupo vinculado con al Qaeda en las provincias de Khost, Paktika y Ghazni, en el este del país. Abdullah es ahora un experto en artefactos explosivos improvisados -el arma más mortífera y la más utilizada por la insurgencia contra las tropas extranjeras-, además de ser el encargado de reclutar y enviar a combatientes suicidas a perpetrar atentados en suelo afgano. Abdullah se jacta de su destreza a la hora de preparar los chalecos explosivos o los coches bomba empleados en los ataques.
-¿Qué es la red Haqqani?
Haqqani es, básicamente, un grupo insurgente afgano, fundado por Maulavi Jalaluddin Haqqani durante la ocupación soviética de Afganistán. La milicia Haqqani fue financiada por la CIA y entrenada por el ISI (servicios secretos paquistaníes) para luchar contra el Ejército Ruso. Jalaluddin fue consejero del mulá Omar pero no se unió al Talibán hasta la toma de Kabul en septiembre de 1996. Haqqani siempre ha mantenido estrechos lazos con Osama Bin Laden y tomó como segunda esposa a una mujer de origen yemení. Tras el bombardeo estadounidense a Tora Bora la familia Haqqani huyó junto a cientos de talibanes más hacia Pakistán. A partir de finales de 2001 Haqqani se estableció en Waziristán del Norte e instaló su base de operaciones en Miranshah. Desde hace unos años, su hijo Sirajuddin dirige los ataques suicidas contra las tropas de la OTAN, la mayoría perpetrados por combatientes extranjeros. La red Haqqani es el puente entre el Talibán –afgano y local- y Al Qaeda. Pakistán nos necesita para mantener sus intereses en Afganistán una vez que se retiren las tropas internacionales.
-Sin embargo, Islamabad es cómplice de los bombardeos con aviones “drones” de la CIA contra las áreas tribales, cada vez más frecuentes en Miranshah. EEUU sigue presionando a Pakistán para que amplíe sus operaciones militares a Waziristán del Norte o Baluchistán. ¿Teme que el Ejército pueda lanzar una ofensiva en Waziristán del Norte?
Desde el asalto a la Mezquita Roja en julio de 2007, el movimiento Tehrik-e-Taliban (TTP) le ha declarado la guerra al Gobierno. Las autoridades paquistaníes temen perder nuestro apoyo, también. Por ese motivo, el Ejército es reacio a actuar en contra de la red Haqqani, como también lo es a la hora de emprender acciones contra Lashkar-e-Toiba (LeT) –cuyos campos de entrenamiento se encuentran en Cachemira-.
El ISI reconoce que Jalaludin y su hijo, Sirajuddin, son muy valiosos para Pakistán y están bajo su protección. El propio Haqqani (Jalaludin) nombró a Beitulá Meshud líder del TTP y también a Hakimulá como su sucesor.
-Islamabad dice que tras la operación militar en Waziristán del Sur, el TTP se ha debilitado. ¿Comparte está opinión?
La actividad del TTP no ha decrecido, simplemente, los talibán ahora son más cautos. Los aviones espías sobrevuelan las 24 horas del día y para no ser descubiertos, los insurgentes han dejado de reunirse en grupo. Tampoco utilizan los walki-talkies ni los teléfonos móviles vía satélite para comunicarse. Normalmente, duermen en túneles o cuevas y para trasladarse viajan en transporte público.
-El presidente Hamid Karzai ha vuelto a hacer un llamamiento a la reconciliación a los insurgentes afganos que depongan las armas. Habría alguna posibilidad de que su grupo reconsiderara la oferta de paz?
Nosotros estamos bajo las órdenes de Sirajudin, pero le debemos respeto y fidelidad a nuestro emir (príncipe) Omar. Sus exigencias son claras. El mulá Omar dice que no habrá diálogo hasta que no se retiren las tropas invasoras de Afganistán. La detención del mulá (Abdul Ghani) Baradar fue ordenada por Haqqani. El ISI conocía su paradero desde hace mucho tiempo y no tenía pensado entregarlo. Sin embargo, desde que se descubrió que había mantenido negociaciones secretas con Karzai, Baradar se convirtió en un elemento peligroso para Pakistán y el propio movimiento Talibán.
-Entonces, si se retiran las tropas de EEUU y la OTAN ¿habrá negociación?
Los talibán no van a unirse a Karzai. Lo que pide el mulá Omar es que las tropas invasoras se marchen de Afganistán y entonces habrá paz. A Al Qaeda le decimos que si quiere seguir en Afganistán no tiene que cometer más atentados en Occidente. No se puede vivir siempre combatiendo.
Nosotros recuperaremos el control del país. Si Karzai quiere unirse a nosotros es su opción, de lo contrario, deberá marcharse con los americanos. El Gobierno del Talibán es legítimo porque el pueblo afgano nos apoya desde Kunduz a Kandahar.
Por el momento, no hay vía de diálogo posible. EEUU va a mandar 30.000 soldados más, por qué íbamos a negociar, entonces.
-¿Cuáles son las vías de financiación y suministro de armas para la la insurgencia?
En primer lugar, podría decir que la mayor parte del dinero proviene de EEUU y sus aliados en Afganistán. Los contratistas deben pagar a la insurgencia la mitad del presupuesto de cada proyecto que se ejecuta en el país. El resto, proviene de las donaciones de asociaciones de caridad de los países del Golfo, especialmente Arabia Saudita y los EAU.
En cuanto a las armas, el primer proveedor es la Policía afgana, seguido del Ejército Nacional. Además, para luchar sólo necesitamos un arma. La población civil se encarga de suministrarnos comida y nos ofrece un lugar para dormir.
