Los refugiados sirios llegan a las puertas de Hizbulá
Sidón, 22 de abril de 2013
Un millón de sirios viven en Líbano. Ante la superpoblación del norte del Líbano, los refugiados sirios han tenido que desplazarse al su, feudo de Hizbulá.
Bilal se está curando de sus heridas físicas, pero el daño en el corazón parece irreparable. Este niño de 12 años de la localidad de Binish (provincia de Idlib) vio morir a su madre en sus brazos. Un soldado del Ejército sirio disparó a la madre en la cabeza mientras intentaba proteger con su cuerpo al niño. “La bala entró por la espalda de Bilal y salió por el pecho” nos explica su padre, Husein, mientas le levanta la camiseta para mostrarnos la enorme cicatriz en la espalda y el pecho un poco hundido. “Nos quedamos traumatizados; Una de mis hijas pequeñas sigue en estado de choque y la otra no pueden dormir por las noches”, relata este refugiado sirio que llegó con su familia a Sidon (sur del Líbano) a principios de enero.
Unas cuarenta familias sirias, -alrededor de 200 personas-, de Damasco, el campo palestino de Yarmouk, Alepo, e Idlib se han instalado en un colegio a medio construir asentado sobre una vaguada.
El terreno estaba inundado por lo que primero tuvieron que drenar la tierra para poder acomodar a los refugiados sirios. El proyecto costó unos 20.000 dólares y fue financiado por la organización Sham al-Iman, una asociación caritativa islámica que depende del clérigo salafista, Ahmad Assir, un controvertido jeque que ha desafiado a la milicia chií Hizbulá, aliado de Damasco.
Sidón y otras localidades del sur se han convertido en el nuevo hogar de miles de sirios que han huido de la violencia, porque el norte del país ya no puede absorber a más refugiados. Se calcula que más de 4000 familias sirias han llegado a Sidón. Esta localidad a orillas del Mediterráneo se ha caracterizado por ser una ciudad multiconfesional, pero la influencia política de los suníes es cada vez mayor para contrarrestar el poder de Hizbulá en el sur del Líbano.
Las aulas del colegio se han transformado en dormitorios para las familias sirias. Cada aula está dividida en tres porciones, separadas por paneles de conglomerado madera, para tener más intimidad. Los últimos que han llegado se han instalado en módulos prefabricados porque ya no queda sitio dentro de la escuela. “Estamos esperando a siete nuevas familias la próxima semana. No sabemos como vamos a poder acomodarlas”, explica Khalid Mansur, coordinador del campamento.
Dos refugiadas sirias son maestras y dan clase a los niños en uno de los módulos prefabricados. También se ha construido una mezquita pequeña, que a su vez hace función de madraza (escuela coránica).
Muhamed al Arabi es doblemente refugiado. Este palestino del campo de Yarmouk, Damasco, huyó con su familia el 19 de diciembre de 2012, después de tres días de intensos bombardeos dentro del campamento palestino. “Nos quedamos atrapados, no podíamos salir de allí por los bombardeos”, relata este refugiado palestino. Su mujer tiene cáncer de pulmón pero no pueden pagar el tratamiento. Precisamente, su cuñada que también ha venido con ellos, es médico pero no puede ejercer porque las leyes libanesas no permiten a los palestinos trabajar como médicos, ingenieros o abogados. “La única opción que nos queda es trabajar de jornaleros en el campo”, se queja al Arabi. La organización Sham al Iman le ha ofrecido un empleo de encargado de una pequeña tienda de ultramarinos dentro del colegio.
Islam Amal es estudiante de último curso de Ingeniería. Amal estaba examinándose con los exámenes trimestrales en la Universidad de Alepo cuando un Mig-21 bombardeó campus universitario. Aún recuerda con dolor aquel 15 de enero. “Eran las 10 de la mañana y estábamos haciendo un examen. Se oyó una fuerte explosión y se rompieron los cristales de las ventanas. Salimos corriendo muy asustados. La bomba impactó en el edificio de al lado”, relata el estudiante. “Había cuerpos que yacían en el suelo. Otros estudiantes estaban cubiertos de sangre y gritando auxilio. Nunca imaginé que el régimen sirio pudiera llegar a ser tan criminal”, denuncia Amal.
