Los “angeles” del Cairo

, 15 de abril de 2009

Nada tienen que envidiarles estas chicas a los Ángeles de Charlie. Cuando tienen que proteger a sus clientes,  Samar , Basma y Noha no temen a nada ni a nadie. Estas tres egipcias de 24, 23 y 28 años, respectivamente, forman parte del grupo de mujeres guardaespaldas  de la compañía de servicios de seguridad “Falcon Group”en El Cairo. Esta empresa,  pionera en el mundo árabe por la inclusión de la mujer en esta profesión reservada a  los hombres,  lleva más de tres años contratando a féminas que ofrecen la misma protección a sus  clientes.

En la sección femenina trabajan unas 300 mujeres de edades comprendidas entre 20 y 30 años. La mayoría viste con hiyab (pañuelo musulmán) y reconoce que es una elección personal, pues la compañia no les obliga ni a ponerse ni a quitarse el pañuelo.  Todas ellas están muy bien cualificadas,  tanto física como psíquicamente,  porque “unos buenos músculos, si no se tiene control mental, no sirven para nada”, asegura Noha.

Esta egipcia de 28 años, ganadora de seis medallas de oro en boxeo y cinturón negro de kárate, trabaja como guardaespaldas personal de los miembros femeninos de las familias reales de los países del Golfo, de mujeres del mundo del espectáculo y de los cuerpos diplomáticos de Egipto y otros países árabes.

“Es una profesión difícil porque, además de artes marciales y defensa personal, debemos saber un poco de psicología. Incluso, en ocasiones, nos convertimos en secretarias o asistentes personales”, señala.

Sólo nueve de las 300 mujeres son guardaespaldas personal, porque se requiere una preparación física superior ya que se exponen a situaciones de riesgo. Antes de trabajar en “Falcon Group”, Noha era agente de  Policía. Pero al ser mujer su trabajo se reducía a una mesa de oficina. “Yo buscaba algo más, no quería quedarme toda la vida trabajando como funcionaria”, explica la guardaespaldas.  Durante tres años se preparó duramente para ingresar en el Ejército, pero fue rechazada por tener miopía. Entonces, un día vio un anuncio en el periódico el que solicitaban a mujeres para ocupar puestos en una empresa privada de seguridad. Al principio su familia no estaba muy convencida con su nuevo trabajo porque el alto riego corría,  pero cuando vieron que la compañía se hacía cargo de la propia seguridad de sus empleadas, los padres de  Noha la animaron a continuar.

Basma, de 23 años, conoció este trabajo a través de una revista para mujeres. “Me pareció emocionante, algo diferente y fuera de lo rutinario. Así que me acerqué a Falcon Group para solicitar trabajo. Durante el primer mes tuve que hacer un entrenamiento muy duro para ponerme en forma”, recuerda, mientras exclama: ¡ocho horas diarias de entrenamiento físico!

Su trabajo consiste en vigilar a las mujeres e inspeccionar sus bolsos  para que no roben en los centros comerciales. Su peor experiencia fue una vez que una mujer la intimidó con una navaja para que no la denunciara a la Policía. “Como está prohibido que llevemos armas, puse en práctica las lecciones de defensa personal y con una patada le tiré la navaja al suelo”, nos dice con satisfacción.

Samer, de 24 años, es la más veterana de las tres. Ella empezó a trabajar hace tres porque su tío, que trabajaba como responsable de seguridad, le informó de que la compañía iba a abrir una sección para mujeres. Samer espera convertirse algún día en supervisora, incluso llegar a ser la directora del departamento de seguridad de mujeres. Pero sus ambiciones profesionales no le impiden pensar, en un futuro próximo, formar una familia: “Muchas de las chicas están casadas y tienen hijos. Nuestro trabajo es muy flexible, se puede compaginar trabajo y familia”.  “Además las mujeres no hacemos nunca el turno de noche porque es más peligroso”, agrega.

Las tres mujeres guardaespaldas confían en que la sociedad egipcia tradicional cambiará con el tiempo y empezará a entender que la mujer puede realizar los mismos trabajos que los hombres.