Las fuerzas de Gadafi recuperar fuerza y los rebeldes se retiran en estampida hacia el este

Ras Lanuf, 29 de marzo de 2011

“¡Yala, yala! (vamos, vamos)”, gritaban los rebeldes atemorizados. Ya no hay ánimos envalentonados, ni consignas, ni esperanza. La estrecha carretera que conduce al frente se convirtió por unos instantes en volátiles columnas de humo negro que bailaban al compás del sonido de las balas. El ruido de los motores de los Toyota “pick up” pasaba inadvertido ante la ráfaga de obuses de las tropas de Gadafi. La inhóspita  carretera se transformó en un río de vehículos cargados con milicianos que huían espantados del frente. No había lugar para esconderse. Hasim apenas hablaba. Con duros esfuerzos logró guarecerse en el coche en marcha. Con la mirada echaba un vistazo al frente perdido, y con el corazón le hacia un guiño a Alá por haberle salvado la vida.

Abdulá, otro rebelde,  enseñaba orgulloso su única arma: un oxidado cuchillo. No hay pistolas, ni lanzagranadas. Con apenas 15 años y rostro imberbe parecía no marcar la diferencia con el resto de combatientes, a los que Alá les protege desde el cielo.

Después de días de avance, los rebeldes han tenido que batirse en retirada, corriendo delante de la artillería pesada de Gadafi, que les ha echado de las puertas de su ciudad natal, Sirte, con cohetes Grad y una lluvia de balas.

Por la mañana perdieron Ben Jawad, que ya se ha convertido en un lugar maldito para ellos en esta guerra. Como ya ocurrió hace tres semanas, un ataque agresivo y por sorpresa sobre esta localidad, donde los habitantes de la misma podrían haberles vuelto a tender una trampa, obligó al los rebeldes a correr hacia el este de nuevo, regresando a Ras Lanuf, e incluso más allá.

“No es una huida,  sino una retirada táctica”,  declaró a EL TIEMPO un representante del Gobierno revolucionario en Bengasi. Lo que demuestra que los rebeldes no pueden avanzar y mantener sus posiciones sin el apoyo aéreo de los aliados, que quizás ya no les vayan a brindar tan fácilmente.

El Ejército de la Libia libre recuperó 200 kilómetros en 48 horas, gracias a los bombardeos de Francia y el Reino Unido, que fueron denominados por el Ejecutivo rebelde como “aliados” en un desliz de su portavoz, Iman Bugaighis. El Consejo Nacional se dijo confiado en seguir contando con el apoyo de las fuerzas internacionales, al igual que los rebeldes, que esperaban que éstas les abrieran camino para entrar a Sirte. Pero la OTAN, que asume mañana el mando de la misión en Libia, parece tener varias reservas respecto a la misma. Ante todo, los costes, a medida que la guerra amenaza con eternizarse, y las primeras sospechas sobre la presencia de elementos terroristas, como aclaró ayer el comandante del Cuartel General Supremo de la OTAN en Europa, el almirante estadounidense James Stavridis, que admitió que los análisis de inteligencia habrían revelado la presencia de Al Qaeda y el grupo chií libanés Hizbolá entre las fuerzas revolucionarias.

El Ejecutivo de Bengasi volvió a pedir una operación urgente en Misrata, que lleva más de diez días bajo el asedio de Gadafi –en los que habrían muerto más de 140 personas- y donde la situación humanitaria es dramática, según denuncian desde la ciudad. EEUU atacó ayer tres buques del Ejército libio en el puerto de Misrata, que está siendo bloqueado por el régimen para que no llegue ni siquiera la ayuda humanitaria. Éstos habían abierto fuego contra un barco comercial y fueron bombardeados por aviones y buques  americanos.
Estas operaciones “espontáneas” de los países que están interviniendo en Libia no serán toleradas por la OTAN, que dijo que se mantendría “neutral” en este conflicto, en el que se desdibuja cada vez más la línea entre buenos y malos.

Share via emailSave on Delicious
Submit to reddit