MONSOON CHRONICLES

La “Yihad” caritativa de los islamistas

Muzafargar, 06 de septiembre de 2010

El sheij Abu Hishra se ha convertido en el padre, amigo, confidente y protector de 330 mil almas.  Abu Hishra es un líder local de Jamaat-u-Dawa (JUD),  una asociación de caridad religiosa vinculada al proscrito grupo terrorista Lashkar-e-Toiba (LeT), presunto autor de los atentados de Bombay de noviembre de 2008. Bajo el alias “Human Welfare Foundation”,   la ONG islámica ha instalado un centro de acopio y distribución de ayuda en las dependencias de un mezquita en la ciudad de Muzafargar, a 700 kilómetros al sur de Lahore, para auxiliar a las víctimas por las inundaciones en el sur de la provincia de Punjab. Se calcula que dos millones y medio de personas en el distrito de Muzafargar han quedado afectadas por las inundaciones.

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Las lluvias torrenciales monzónicas del pasado mes de agosto han dejado a su paso miles de acres de tierra sumergidos, centenares de aldeas anegadas, millares de viviendas varadas en el agua,  y  decenas de miles de familias sin techo que se apostan a la orilla de las carreteras. Una estampa desoladora que se repite desde Nusaki, al norte, hasta la remota localidad de Ali Pur, al sur de Muzafargar.

“Al igual que en el pasado cogimos las armas para el bienestar de nuestro pueblo, ahora estamos llevando a cabo actividades de ayuda de emergencia para su bienestar, otra vez”,  manifiesta el clérigo musulmán para desvincular a la  organización de cualquier presunta acción terrorista.  Jamaat-u-Dawa fue incluido en la lista de grupos terroristas en 2009 por las Naciones Unidas, al ser considerado la tapadera de la milicia armada LeT que opera en la Chachemira ocupada, prohibida en Pakistán desde 2000.

“Occidente y el Gobierno de Pakistán  nos acusa injustamente”,  insiste el portavoz de JUD, antes de agregar que  “nuestra misión es ayudar a los musulmanes y a los no musulmanes. En el terremoto de Cachemira (en 2005), fuimos los primeros en movilizarnos. Enviamos a cientos de miles de voluntarios a las zonas afectadas de Azad Kashmir donde Estado fue incapaz de hacerse cargo de la gente”.

JUD jugó un importante papel no solo en las operaciones de rescate y ayuda de emergencia sino también en la reconstrucción de las localidades afectadas por el terremoto.  Por ese motivo, explica Abu Hishra, cuando Estados Unidos incluyó a JUD en la lista de organizaciones terroristas, “miles de personas en  Bagh, Muzzafarabad, Mansehra, Balakot –localidades afectadas de Chachemira- protestaron en contra de la decisión en las calles”.

“Las manifestaciones mostraron el gran apoyo popular que tiene nuestra organización”, asevera, antes de aclarar que JUD “no está en contra del Estado ni de sus leyes”.

La yihad caritativa de los islamistasEl despliegue de medios humanos y materiales de esta organización caritativa islámica es impresionante.  JUD ha establecido campamentos de emergencia en áreas más afectadas por las inundaciones, en la provincia norteña de Khiber Pastunja, en el sur del Punjab y en Sindh (centro) y tiene trabajando en el terreno a cientos de miles de voluntarios.

“Hace veinte días contábamos con 1100 voluntarios y ahora hay más de 4000 personas que nos están ayudando en el reparto de alimentos y operaciones de rescate en Muzafargar ”.

La ONG islámica cuenta además con un servicio de ambulancias y varios campamentos médicos móviles para ofrecer tratamiento a las familias desplazadas por las inundaciones en el sur de Punjab.

“¡Gracias a Dios! hemos recibido generosas donaciones de musulmanes piadosos y estamos entregando comida, ropa, medicamentos, tiendas de campaña, y otros suministros, además de entregar 5.000 rupias (44 euros) en efectivo a cada familia damnificada”,  puntualizó Abu Hishra.

El TIEMPO pudo visitar la aldea de Kalar Wali, a 100 kilómetros al sur de Muzafargar, donde los voluntarios de JUD realizan operaciones de rescate con embarcaciones neumáticas y llevan comida tres veces al día a más de 30 familias que han quedado incomunicadas por el desbordamiento del río Chenab, un afluente del Indo.

Kalar Wali se ha transformado en una isla inaccesible. La situación es dantesca. Centenares de bocas hambrientas aguardan en la orilla de ese gran lago artificial que rodea toda la aldea a que llegue la barca con la ayuda. Incluso, la desesperación lleva a muchos a zambullirse en el agua estancada para ir tras su ración de comida.

MONSOON CHRONICLESZaker pertenece a una de esas treinta familias que viven incomunicadas. El agua llega hasta la puerta de su vivienda. “Llevamos un mes aislados. Un helicóptero del Ejército sobrevoló nuestra aldea pero nadie vino a rescatarnos. Le doy gracias a Dios por traernos a hombres buenos y generosos como nuestros hermanos de Jamaat-u- Dawa”.

Olvidados por las autoridades paquistaníes, cientos de miles de sobrevivientes buscan amparo en las asociaciones de caridad islámicas que cubren el vacío provocado por la mala gestión de la crisis por parte del Gobierno.

La movilización de estas instituciones de beneficencia religiosas preocupa a Washington, que sospecha que son “una herramienta de propaganda del extremismo”, explica el periodista paquistaní Mubashar Bukhari.

“los líderes de JUD son doctores en el Islam, de la doctrina Wahabí -dominante en Arabia Saudita-. Ellos buscan la implantación real del wahabismo entre la población paquistaní.  Y esto sería muy peligroso porque esta tendencia radical es la que inspira a los grupos integristas islámicos como Al Qaeda o los Talibán”, advierte Buhari.

Lo curioso,  precisa el periodista, es que ni el Gobierno Federal ni los Provinciales “están tomando medidas de acción para frenar las actividades de ayuda de emergencia de las organizaciones islámicas prohibidas”.

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