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La vuelta a la normalidad en las ciudades liberadas ¿Un espejismo?

Hammam Al Alil (Irak), 14 de julio de 2017

 

A 55 grados en el exterior resulta chocante ver a alguien pegándose un baño en unas termas con el agua a 40 grados. Pero quizás, la satisfacción no es el hecho de bañarse sino de poder andar mojado en calzoncillos libremente sin tener que rendirle cuentas al Estado Islámico ni pagar una multa por haber violado las normas.

El balneario de Hammam Al Alil ha vuelto a abrir sus puertas pero no ha recuperado la grandeza de otros tiempos. Eran uno de los lugares más visitados de Irak por que recibía miles de visitantes al año tanto a nivel nacional como de los países de la región.

El manantial de Hammam Al Alil existe “desde los tiempo de Adan y Eva”, exagera Shiam Abdala, encargado de los baños. Sus aguas y barros termales han servido para tratar a enfermos con patologías reumáticas o enfermedades de piel.

diegoIbarrasanchez_Mosul_029Abdala explica que antes de que irrumpieran en el lugar las huestes de Abu Baker Al Baghdadi en 2014 se adjudicó a una empresa turca la rehabilitación de lo baños pero que los yihadistas les obligaron a pagar más de 30.000 dólares como “impuesto revolucionario” para seguir adelante con el proyecto, así que se marcharon. Los actuales baños se construyeron en la década de los ochenta y se hizo una zona para hombres y otra para mujeres.

Ahora, el balneario para mujeres permanece cerrado después de que los yihadistas arrancaran los hermosos azulejos de colores que decoraban las paredes de la alberca, quitaran todos los bancos para recostarse, y destrozaran los conductos de canalización del agua.  Abdala explica que el EI quería poner cabinas individuales para que las mujeres pudieran bañarse sin ser vistas por las otras pero que al final el proyecto se abandonó y simplemente cerraron los baños.

Durante el Califato el balneario para hombres permaneció abierto pero “apenas venían clientes”,  insiste Abdala. Entre otras razones esgrime que había que bañarse con pantalón hasta los tobillos y camisa de manga larga. “En más de una ocasión sacaron a golpes a alguien por no ir correctamente vestido y le hacían pagar una multa de 25.000 dinares (unos 18 euros) o le pegaban 40 o 50 latigazos”, denuncia Abdala.

A lo largo del día el Hammam recibe la visita de algunos hombres mayores o de algún joven .  A poco metros hay dos albercas exteriores plagadas de niños que juegan a tirarse en bomba en el agua o pringare el cuerpo con el lodo mezclado con petróleo.

diegoIbarrasanchez_Mosul_008Junto al paseo que va a dar al río hay cafés y restaurantes que ahora sirven de bases militares para el ejército iraquí. También hay un hotel abandonado, el único hotel de la ciudad que “siempre estaba lleno”,  nos dice Salah Muhammad Saleh, de 65 años y gerente del hotel por más de 25 años.

Saleh está ahora incapacitado porque recibió un disparo en la pierna y a penas puede caminar. Aunque se trata de un hotel gubernamental, el gerente no ha recibido ninguna ayuda social ni económica por su incapacidad. “Mis hijos y mis cuñados me ayudan con lo que pueden”, lamenta Saleh que no puede evitar pensar que en los tiempos de Sadam Husein se vivía mejor. Muchos iraquíes de su generación tienen la misma convicción.  “Con Sadam había seguridad, ahora Irak es un caos”, se queja. “Si no hay seguridad no hay desarrollo ni turismo y  esta localidad ha vivido siempre del turismo”, esgrime.

Desde el tejado del destartalado y abandonado hotel, las vistas son magníficas. Es un lugar de lo más idílico, al fondo se ve la rivera del río llena de juncos, embarcaciones y algunos bañistas. Pero aquel bucólico paraje encierra un peligro. Cientos de combatientes del EI que han huido de las operaciones de las fuerzas iraquíes en Mosul están escondidos en la vereda en el otro margen del río.

Llama la atención que en la localidad solo se ven a hombres mayores de 50 años o a menores de 18. Hammam Al Alil ha sido “la cantera de yihaditas del Estado Islámicos”,  afirma el  comisario   Muhammad Hassan. “La ciudad no es segura al cien por ciento. En los últimos meses ha habido algún incidente. Hemos encontrado varios muerto en un descampado y también ha habido algún caso de revancha entre familias”,  explica el comisario.

Al parecer, ha llegado el momento de las venganza. En abril se creó un grupo de Facebook que se hace llamar “la revolución de Hammam Al Alil” y aunque nadie dice conocer a estos “vengadores” sus actividades son colgadas y comentadas por su seguidores en Facebook.

Rafah Saher, de 15 años, cuenta que reconoció la foto de un conocido del pueblo que colgaron en la página de Facebook. Un grupo de encapuchados atacó con una granada y tomaron como rehén al hermano menor de un presunto yihadista para que el susodicho se entregara. “Cuando vi la foto no me lo podía creer era el hermano mayor de Sabawis (un compañero de clase)”, explica Saher.

“Están actuando fuera de la ley, eso no está bien. Si alguien esconde a un yihadista en su casa es un crimen. Le detenemos y ya está. Nadie puede venir y actuar por su cuenta, sembrando el miedo y la inseguridad en la ciudad”, sentencia el capitán Hassan, subcomisario de Policía.

Pero en realidad los propios miembros de Seguridad Nacional, e incluso muchos de los residentes, saben quien está detrás de los recientes ataques de los vigilantes y  a pesar de que se llevaban a cabo en las zonas bajo su control, no intervienen.

“Si las autoridades iraquíes quieren que los civiles que pasaron más de dos años viviendo bajo el EI se sientan seguros y protegidos, deben asegurarse de que cualquier persona responsable de asesinar comparezca ante la justicia. Pero como no está siendo así debemos tomarnos la justicia por nuestra cuenta”, sentencia Yunes Khan, un vecino de Hammam Al Alil. La nueva etapa pos-ISIS no augura nada bueno para el futuro de Irak.

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