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La victoria de la coalición antisiria frustra los planes del general Aoún

Beirut, 09 de junio de 2009

Los más pesimistas auguraron el fin de la “revolución de los Cedros”, las protestas callejeras que sucedieron al asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, ante la probabilidad que se impusiera la colación prosiria, las Fuerzas de 8  de Marzo, liderada por Hizbulá y el general cristiano Michel Aoún. Sin embargo, la victoria electoral fue para la actual mayoría parlamentaria, las Fuerzas del 14 de Marzo. Una vez más, los delirios de grandeza del general Aoún, que aspiraba a convertirse en presidente si la oposición ganaba las elecciones, se han truncado. El “De Gaulle” libanés regresó a Beirut en mayo de 2005, tras 15 años de exilio en Francia, con el  firme objetivo de convertirse en el próximo jefe de Estado. Aoún está convencido de que “le han robado” la presidencia y por ello,  “reclama recuperarla”, afirma una fuente diplomática europea. En 1988, el presidente saliente, Amine Gemayel,  nombró a Aoún comandante en jefe del Ejército libanés y primer ministro del Gobierno provisional. Cuando el general  iba a tomar posesión de su cargo, 20 minutos antes de que Gemayel terminara su mandato, el  dimitido primer ministro, Salim El Hoss, asumió de nuevo la jefatura del Gobierno. El 30 de octubre de 1990 las fuerzas sirias bombardearon el palacio presidencial de Baabda  y el general tuvo que refugiarse en la embajada de Francia. A salvo en suelo galo, Aoún afirmó que “el honor de Francia” estaba en sus manos y juró que no regresaría  al Líbano “hasta que el último militar sirio abandonase el país”.

Tras regresar del exilio  se presentó a las elecciones legislativas de junio de 2005 y su partido la Corriente Patriótica Libre obtuvo 21 escaños, frente a los 14 de la otra coalición cristiana, encabezada por las Falanges y las Fuerzas Libanesas. A partir de entonces empezó su cruzada particular contra las Fuerzas del 14 de Marzo.

_1210697 [1600x1200]_webResulta paradójico el hecho de que el general Aoún, que pasó gran parte de su vida luchando con fiereza contra la dominación siria del Líbano, se haya unido ahora a Hizbulá, a pesar de sus estrechos vínculos con Siria e Irán. Sus detractores lo culpan de haber dividido a los cristianos en grupos rivales y  de haber tratado de aprovechar la ola de popularidad de Hizbulá al pactar su alianza con el movimiento chiita en febrero de 2006. Un memorando de entendimiento que ha sabido explotar como salvaguarda para los cristianos.

El general cristiano fue uno de impulsores de las manifestaciones de la oposición libanesa pro siria que amenazaron con hacer caer al Gobierno del primer ministro Fuad Siniora, durante el 2007 y a mediados de 2008.  Esta larga crisis política, que estuvo a punto de desembocar en otra guerra civil, se zanjó gracias a la mediación de Qatar,  que logró que las facciones rivales firmaran un acuerdo para elegir a un nuevo presidente y formar un gobierno de unidad nacional en mayo de 2008. El nuevo Gobierno de “emergencia” libanés integró a la milicia Hizbulá y le concedió un tercio de bloqueo.

Para el analista Bassam Lahoud, Aoún se ha convertido es uno de los líderes más polémicos, que “viola todas las reglas de la política libanesa y contribuye a aumentar la tensión sectaria”.

Como buen estratega, ha utilizado la táctica militar de “divide y vencerás”. Y el saldo ha sido positivo porque,  a pesar de que los resultados electorales no han cumplido con las expectativas de la oposición, la coalición de Aoún –Cambio y Reforma- ha logrado siete escaños más que en las legislativas de 2005.

El Parlamento libanés está dividido en 128 escaños que se reparten proporcionalmente entre musulmanes y cristianos. Por la parte cristiana, 34 asientos están reservados para los maronitas, de un total de 64 diputados. El grupo de Michel Aoún ha logrado 28, por lo que se impone al resto de maronitas.

El general Aoún dijo una vez que el buen soldado no es el que muere en la batalla, sino el que sabe reconocer cuándo ha terminado la batalla. Pero en su caso personal, él prefiere morir con las botas puestas.

La Corriente Patriótica Libre ya ha advertido de que se opondrá a la candidatura de Saad Hariri a la jefatura de Gobierno. Como líder sunita de la fuerza ganadora en los comicios,  el hijo del ex primer ministro asesinado Rafic Hariri deberá ser el nuevo jefe de Gobierno, pero un portavoz de Aoún ha asegurado a TIEMPO que “boicotearán la elección” y que sólo aceptarán un candidato “elegido por consenso”.

Las viejas rencillas entre sunitas y chiitas tampoco beneficiarán al jefe de la mayoría parlamentaria. El movimiento Hizbulá, aunque ha reconocido su derrota electoral, también le ha recordado a Hariri que debe cooperar con la oposición para formar un Gobierno de colación en el que la minoría parlamentaria tenga un tercio del bloqueo. Sólo un gobierno de unidad nacional podría traer la estabilidad a este frágil país, de lo contrario, según el analista Bassam Lahoud, “se pondría en peligro la paz civil”.

Con los resultados oficiales sobre la mesa, comienzan las negociaciones para formar Gobierno, el tira y afloja, y pueden avecinarse meses de fuertes turbulencias políticas.

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