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La peor ola de violencia sectaria en el norte del Líbano.

Trípoli, 27 de mayo de 2013

Más de 25 muertos han dejado los últimos enfrentamientos en barrios rivales de Trípoli, coincidiendo con la ofensiva de Al Qusair.

 

Bab al Tabbaneh  se ha convertido en algo parecido a la estampa del Apocalipsis. Establecimientos cerrados con la puerta de metal agujereada por las balas, calles llenas de escombros semidesérticas, fachadas de edificios ennegrecidos por el fuego de mortero. Una serenata de tiros y el traqueteo infernal de las cadenas de los tanques del ejército nos da la bienvenida. Para poder cruzar de una calle a otra hay que rodearla a través de un descampado protegido por altos muros o correr a toda prisa entre lonas de plásticos para no ser descubiertos por los francotiradores.

IMG_6828Este barrio suní antisirio está en guerra con el vecino Jabal al Mohsen, alauita. El último episodio de violencia sectaria estalló hace una semana, coincidiendo con la ofensiva en la ciudad siria de Al Qusair, fronteriza con el Líbano, y ha dejado ya cerca de una treintena de muertos. A pesar del despliegue del ejército libanés en estos barrios rivales, los enfrentamientos continúan.

“No podemos vivir aquí. Es imposible llevar una vida tranquila.  Nuestros hijos no pueden ir a la escuela y hemos tenido que cerrar los negocios. ¿quién va a venir a comprar a Bab el Tabaneh?”, se queja Yusef, un vecino del barrio.

Una comitiva funeraria acompaña al cadáver de Bilal Huwe, de 23 años, a la mezquita de Taqua, en la entrada de Bab el Tabaneh. Este joven miliciano suní murió la noche del viernes cuando estaban preparando una emboscada en contra de Jabal Mohsen. Una ráfaga de tiros obliga al grupo a disiparse y correr a toda prisa para refugiarse en la mezquita.

Los combatientes de Jabal  Mohsen juegan con ventaja al estar situados en lo alto de la colina. Los vecinos antisirios se quejan de que el ejército libanés apoya a los residentes alauíes porque “el gobierno es aliado de Hizbulá”.

“El ejército está con ellos; el Estado está con ellos. Nosotros solo nos defendemos. Ellos han empezado está confrontación porque quieren  arrastrar al Líbano a la guerra en Siria”, denuncia Adnan. Como muchos de los jóvenes de Bab el Tabaneh ha cogido el kaláshnikov para defender a los residentes.

La milicia suní cuenta con más de 7000 voluntarios. Además, desde que el sheij Salem Al Rafai, de la mezquita al Taqua, llamó a la yihad en Siria, cerca de 2000 salafistas de Bab el Tabaneh, y vecindarios aledaños se han inscrito para luchar con los rebeldes sirios.

Las rivalidades entre estos dos barrios vienen de lejos, pero desde que comenzó el conflicto sirio, los enfrentamientos se repiten con mayor intensidad. Podría decirse que la violencia sectaria en Trípoli es un reflejo de lo que ocurre en el país vecino. Precisamente, la línea divisoria entre los dos frentes es la calle Siria.

En Jabal Mohsen viven unos 7000 residentes de la secta alauí. Al ser minoría frente a la mayoría suní en Trípoli viven atrincherados en su gueto. Los vecinos del barrio prosirio cuentan con la protección del partido Baaz y el Partido Demócrata Libanés alauí, que forman parte de la coalición del 8 de Marzo, liderada por Hizbulá.

IMG_6823“Ellos tienen mejores armas de asalto, RPG, francotiradores profesionales y cuentan con el apoyo del ejército libanés que los está defendiendo”,  denuncia el sheij Ahmad, que tiene a su cargo un batallón de 1000 hombres.

“Los alauies nos han arrastrado a tomar las armas”, sentencia el líder salafista, mientras explica que “nosotros sólo contamos con nuestro kaláshnikov”.
El sheij Ahmad está sentado en un porche rodeado de milicianos que, de vez en cuando, se asoman por detrás de las lonas de plástico que han colgado entre dos edificios para protegerse de los francotiradores, apostados en los edificios en lo alto de la colina. Mientras conversamos con el sheij, se acerca un grupo de niños.

Uno de los pequeños le abraza, y con orgullo el comandante Ahmad nos presenta a su hijo de cinco años.

Hussein sostiene un fusil de juguete, que se ha hecho el mismo con dos trozos de madera. La violencia se ha convertido en algo tan cotidiano en Bab al Tabaneh que los niños juegan a ser milicianos en combates imaginarios.

 

 

 

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