La islamización de Gaza

El Cairo, 07 de julio de 2007

La sociedad palestina está experimentando un proceso de islamización, ha pasado de ser un pueblo históricamente integrador, pluriconfesional y  multiétnico a convertirse en un modelo de sociedad confesional. Según el analista egipcio Azmi Ashour, subdirector de la revista “Democracia”, la primera causa ha sido la “política sionista” seguido de la corrupción de la Autoridad Nacional Palestina. Desde su creación, en 1994, sus dirigentes han destinado gran parte de las ayudas internacionales a crear una cuantiosa cantidad de cuerpos de seguridad “poco funcionales” e instituciones administrativas “totalmente burocratizadas”.  A estos factores hay que añadir las continuas interferencias en la política palestina por parte de EEUU e Israel para controlar la resistencia armada. Todo esto ha creado un malestar en el seno de la sociedad palestina, que dio su apoyo al movimiento islámico de Hamas en detrimento del laicismo.  Cabe recordar que los miembros de esta organización islámica, fundada a finales de los años 80, provienen de una entidad caritativa denominada Muyama, liderada por el jeque Ahmad Yassin, y son  los herederos de la doctrina de los Hermanos musulmanes de Egipto, cuyo objetivo al asentarse en los territorios palestinos es islamizar esta sociedad transformando su carácter laico y plural.  Hamas comenzó a hacerse fuerte en los años 90, después de recibir el apoyo financiero de las principales familias petroleras del Golfo Pérsico para castigo a Arafat por apoyar al régimen de Sadam Hussein durante la primera guerra del golfo. El movimiento islámico aprovechó esta enorme suma de dinero para aumentar y mejorar sus infraestructuras escolares, sanitarias, caritativas, creando una red paralela a la estatal.  También en la última década del siglo XX creó su brazo armado, las Brigadas de Ezedín Al Kasam, para luchar contra la ocupación, convirtiéndose en el referente nacional de la resistencia. Y así, poco a poco, el movimiento islámico fue ganándose a la población palestina. Pero Hamas ha dado un golpe de Estado contra la ANP y, con las armas en las manos, ha acabado con el sueño  de la creación de un Estado palestino laico y democrático.  “La imagen de Hamas está deteriorada, han demostrado que están hambrientos de poder. Ellos que iban a luchar contra la corrupción y a restablecer el orden, ¡mira en lo que ha quedado Gaza!”,  dice indignado Haled, que trabaja como taxista. El destino de la franja de Gaza es desolador. Cuánto tiempo aguatarán los 5.500  miembros de la Fuerza Ejecutiva, que controlan las instituciones de la ANP, cuando dejen de recibir sus salarios. El terminal de Rafah, la única salida de la franja de Gaza al exterior,  se ha vuelto a cerrar al mundo.  El agitado paso fronterizo, entre Gaza y Egipto, está completamente abandonado.  En unos despachos vacíos ha quedado el único acuerdo respetado por Israel y la ANP. El territorio autónomo palestino se ha convertido en una enorme prisión para las libertades individuales. Desde que Hamas dio su golpe militar, la Televisión Palestina, y las estaciones de radio “Al Hurreya” (la Libertad) y Al “Shabab” (la Juventud), en manos de Al Fatah dejaron de emitir en la franja.  Desde hace dos semanas, el único canal de televisión palestino que se emite desde Gaza es “Al Aqsa”.  “Nosotros (Hamas) no somos contrarios a otras voces. No impusimos nada, ni amenazamos a nadie. Si ellos abandonaron sus puestos en la televisión o la radio fue porque recibieron las ordenes de (Mahmud) Abbas”,  argumenta Fathi Hamad, director de la televisión controlada por el grupo islámico. “No somos un movimiento radical aceptamos otras opiniones, pero tenemos el derecho de expresar nuestro punto de vista, y esto no significa que vayamos a imponer nuestra doctrina”, asegura. Pero las declaraciones de Hamad se contradicen con pretensiones de la televisión de Hamas. Al Aqsa lanzará tres nuevos programas educativos para niños, adolescentes y jóvenes “para abrirles los ojos a una nueva realidad y prepararles para el futuro”. El polémico ratón “Farfur”, que ha sido retirado de la programación infantil por su contenido que incitaba a los niños a odiar a Israel y apoyar la resistencia armada, será  sustituido por la abeja Nahul que “enseñará a los niños ser buenos musulmanes”. A los jóvenes “se les recordará cuales son sus responsabilidades y obligaciones en el Islam” y a la mujer musulmana “se le invitará a cubrirse con el Hiyab (pañuelo) como muestra de castidad, modestia y piedad”, añade Hamad. Para Lana Shahin, directora de informativos de la sección internacional de la TV Palestina, Hamas “quiere condenar a la mujer al ostracismo”. Lana explica horrorizada que dos días antes de que finalizaran los combates llegaron amenazas de muerte a la redacción de un grupo integrista que se hace llamar “el Ejército de la Justicia del Islam”, en las que exigían a las mujeres ponerse el hiyab (pañuelo), porque de lo contrario “les cortarían la lengua o la cabeza”,  Esta periodista se considerara una mujer moderna que ha elegido libremente no usar el pañuelo, aunque su religión sea la musulmana. “Jamás aceptaré que me obliguen a usar pañuelo”. “¡Qué me maten si quieren!, esto no representa al Islam”, reivindica. Pero esta amenaza ha tenido un efecto multiplicador. Lana recuerda que hace un par de días se quedó sin palabras: “me encontré a dos compañeras de la televisión que se habían cubierto el pelo con el pañuelo, y al verme bajaron la mirada para no tener que saludarme. Me quedé helada”.  Lana, que trabaja ahora para una televisión privada jordana,  sigue enviando crónicas por teléfono a Ramala, a donde se ha trasladado la redacción central de la Televisión Palestina.

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