PAKISTÁN CONTRA LA POLIO

La erradicación de la poliomielitis, una cuestión religiosa

Rawalpindi, 15 de febrero de 2013

Cuatro mujeres envueltas en una larga dupatta (chal), que sólo deja al descubierto las manos, recorren las angostas callejuelas de Dhoc Hashu, un vecindario pastún en el extrarradio de Rawalpindi. Detrás del grupo, a escasos dos metros, un agente de seguridad vigila sus pasos.

Las mujeres van puerta por puerta, con una carpeta y una pequeña nevera azul con las vacunas contra la polio. Dos de ellas son empleadas del ministerio de Sanidad. Las otras dos, voluntarias que hablan pastún para poderse comunicar con las familias.

PAKISTÁN CONTRA LA POLIOPara llevar el control de las visitas, además de apuntar en una hoja el nombre de los niños y el número de dosis, con una tiza marcan la puerta de la vivienda.

La mayoría de las familias tiene entre tres o cuatro niños, todos menores de 6 años. Es deber de los padres controlar que la vacuna sea efectiva.  Ninguno debe saltar ninguna dosis. A veces, los niños vomitan porque su cuerpo no tolera la virulencia de las vacunas.

Tras administrarle dos gotas en la boca a cada niño, una de las voluntarias les pinta el dedo meñique con un rotulador para no equivocarse y repetir la dosis.

En los últimos años, este arrabal ha crecido de forma descontrolada sin ningún tipo de planificación tras el éxodo masivo de familias que han huido de las zonas tribales del noroeste del país o de la conflictiva provincia de Khyber Pakhtunkhwa por las operaciones militares.

Las áreas donde habitan familias de pastunes son las más complicadas, debido a su mentalidad tradicional y cultura cerrada. En ocasiones,  se han negado a vacunar a sus hijos por convicciones religiosas equivocadas.

Precisamente, Rawalpindi que estaba declarada zona libre de polio, es ahora lugar de riesgo, ya que estos grandes barrios chabolistas carecen de red de agua potable y alcantarillado.

“Muestras de aguas residuales procedentes de las ciudades de Hyderabad y Rawalpindi mostraron que el virus ha vuelto”, informa Akhifa, una de las trabajadoras del ministerio de Sanidad.

En la última campaña de vacunación, que se repite cada dos meses, “entre 150 y 130 niños no fueron vacunados en este barrio porque sus padres se han negado a que reciban el tratamiento”, lamenta la trabajadora de salud.

“Nunca nos damos por vencidas, e insistimos varias veces a los padres o pedimos ayuda al mulá de la mezquita para hacerles entrar en razón –insiste Akhika-. Si se detecta un solo caso, podría propagarse como una epidemia y afectar a muchos niños”, advierte la misma que, además de tratar con padres conflictivos, corre el riesgo de ser atacada por fanáticos.

“Tenemos que ser muy precavidas. La situación se ha vuelto muy peligrosa. A veces pasas mucho miedo. Cuando de repente se acerca un grupo de desconocidos montados en motocicleta se te acelera el corazón”, confiesa Fahmida, supervisora de la zona.

El pasado mes de diciembre, una ola de ataques a los equipos de la campaña de vacunación contra la polio en Karachi (al sur), Peshawar, Charsada y Nowshera (noroeste), acabó con la vida de una docena de trabajadores. Esto hizo saltar las alarmas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió los tres últimos días de la campaña de vacunación de 2012. Esta semana se han repetido los ataques contra la campaña de la polio y han muerto dos trabajadores y un policía en las áreas del noroeste paquistaní.

Pakistán es uno de los tres países junto con Afganistán y Nigeria en donde la poliomielitis es todavía endémica. Desde 1999, la OMS está trabajando junto con el apoyo y compromiso de las autoridades paquistaníes a nivel nacional, provincial y de distrito para erradicar la polio en el país.

PAKISTÁN CONTRA LA POLIOLa oposición de los líderes religiosos extremistas a esta campaña de vacunación no es nueva. En 2008, el líder talibán del valle de Swat, Maulana Fazlullah, conocido como el mulá FM, fue el primer clérigo que utilizó los sermones radiofónicos para atacar estas iniciativas de inmunización contra esta enfermedad. A su juicio,  era  una conspiración de Estados Unidos para esterilizar a los niños paquistaníes y así controlar el crecimiento de la población musulmana.

Otros clérigos de áreas tribales de Pakistán (FATA) imitaron al mulá FM y empezaron a asustar a la gente para impedir que los niños pastunes fueran vacunados.  Algunos de estos clérigos decían que las gotas de estos preparados de antígenos no eran halal (permitido en el Islam) y contenían cerdo.

Aquel año se confirmaron 118 casos de polio, una epidemia. En 2011, aumentaron a 198, la cifra más elevada en todo el mundo.

Este aumento se relacionó con la operación contra Osama Bin Laden, y en particular con el caso del doctor Shakil Afridi, que supuestamente brindó ayuda a la CIA para localizar al líder de Al Qaeda con una campaña falsa de vacunación.

Entonces, la justificación de muchos clérigos a su oposición a estas campañas fue que potencias extranjeras utilizan a los vacunadores para espiar en las comunidades locales.

Esto provocó que en las zonas tribales, en la región de Khyber Pakhtunkhwa, y las periferias de la megaurbe de Karachi,  de mayoría pastún, los padres se negaran a inmunizar a sus hijos.

“El apoyo a estos líderes religiosos pone en peligro la vida de innumerables niños en Pakistán”, denuncia Sahnaz Wasir, directora del departamento de Salud de la Secretaria del Primer Ministro.

Wasir estima que un total de 3,5 millones de menores perdió la inoculación como resultado de los últimos ataques de diciembre contra trabajadores del ministerio de Sanidad.

En 2012, los casos de polio descendieron a 52, la mayoría registrados en las zonas dominadas por la etnia pastún, que constituye alrededor del 15 por ciento de la población del país.

“Nuestra prioridad es ganarnos la confianza de los ancianos tribales y explicarles la urgencia de salvar la vida de los niños. Nuestros programas nacionales de vacunación llegan a 32 millones de niños, menores de cinco años”, explica la responsable gubernamental.

“La poliomielitis se podría erradicar más rápidamente si los programas nacionales consiguieran llegar a los grupos de alto riesgo y lograran su implicación”, insiste Wazir, antes de detallar que la población pastún, que vive en las remotas áreas tribales, “jamás ha oído hablar de la poliomielitis. Y si los talibanes dicen que es nociva o innecesaria,  la mayoría de los padres desaprobará que se le administren gotas a sus hijos”, relata.

El año pasado, la OMS pidió a las autoridades paquistaníes que hiciesen de la lucha contra esta enfermedad una “emergencia para la salud pública nacional”.

Los talibanes paquistaníes “están utilizando su campaña de distorsión y asesinatos selectivos contra trabajadores de salud como arma política, porque saben que la principal prioridad del gobierno es erradicar la polio”, denuncia Wazir.

A principios de año,  un líder talibán de Waziristan del Norte desautorizó extraoficialmente la campaña de inoculación en esta región hasta que Estados Unidos no deje de atacar con aviones no tripulados las áreas tribales.

La interrupción de la iniciativa en Pakistán pone en peligro a otros países también. “Si Pakistán no está libre de polio, si no somos capaces de llegar a todos los niños, la polio puede ir más allá de nuestras fronteras”,  señala la responsable gubernamental.

Como medidas internacionales, la OMS ha advertido a los paquistaníes que podrían enfrentarse restricciones en los  viajes al extranjero para evitar que la enfermedad se propague. Arabia Saudita ya exige un certificado de vacunación oral contra la poliomielitis de peregrinos a La Meca.

Arabia Saudita puede jugar un papel clave en pedir una “ummah” (comunidad musulmana) libre de polio. Los tres países donde la enfermedad sigue siendo endémica son musulmanes y la religión puede a ayudar a combatir la ignorancia. Docenas de fatwas (edictos religiosos) en apoyo a las campañas de vacunación se han publicado para convencer a los padres que se niegan a inmunizar a sus hijos contra la polio.

Una de las más destacadas proviene de la universidad de Al Azhar en el Cairo, la principal institución islámica suní. El gran imam Ahmed al Tayyib  cita un versículo del Corán en el que señala que “Allah, el Grande y Misericordioso, dice que en realidad los perdedores son aquellos que matan a sus hijos sin conocimiento”. El Corán dice: “Salvar una vida es salvar a la humanidad”.

Pero incluso, fatwas como la del gran imam del Cairo no pueden hacer nada para cambiar la mentalidad de clérigos extremistas como el mulá de Quetta que utilizó su sermón del viernes para expresar la alegría de que su hijo había sido diagnosticado con polio. El imán dijo que sus obligaciones religiosas se habían cumplido ya que el Corán, según él, huye de las vacunas contra la polio.

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