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Hizbulá el ejército más grande del Líbano

Hermel, 04 de noviembre de 2013

Es la hora de la llamada a la oración. Um Mahdi aprieta fuerte su medallón con la fotografía de su hijo contra el pecho e invoca su nombre en silencio.

Zulficar Morda, de 25 años, era un combatiente de Hizbulá. Murió el 31 de julio a las afueras de Damasco, en el mausoleo chií de Saida Zainab.

El mártir chií ha dejado viuda a una mujer de 20 años y a dos hijos pequeños huérfanos de padre.

En la entrada de la vivienda hay colgados carteles y fotografías del mártir como si, en cierta manera, su imagen infundiera fuerza a los familiares y vecinos de Hermel que sienten el deber de cumplir con el mandato “divino” y sacrificar su vida por la causa.

La familia sigue en duelo. En la casa solo están las mujeres, los niños y el padre del mártir, Abu Mahdi. Todos los varones, sus otros cuatro hijos y su yerno están luchando en Siria. En el salón, hay expuestas las reliquias de guerra de Zulficar y al fondo una pared cubierta con otro poster del mártir posando junto a la mezquita del Imam Husein en Kerbala.

“Me siento triste porque ya no voy a volver a estar con mi hijo, pero creo en la resistencia. Hizbulá está defendiendo Saida Zainab y otros lugares santos en Siria”, expresa Um Mahdi.

“Creo en lo que hacen mis hijos. Si tienen que ir a la guerra es su obligación. Nosotros seguimos las ordenes del jeque Hassan Nasrala”,  puntualiza la madre del mártir,

Zulficar  creció en una familia con una fuerte convicción religiosa y a los 16 años se afilió al movimiento chií de resistencia.  Con 19 años, Zulficar era ya un experto guerrillero de Hizbulá y participó en la guerra contra Israel en 2006.

“Cuando no tengo noticias de ellos no tengo miedo.  Se que están luchando y estoy tranquila. Si regresan a casa con vida lo harán como héroes, y si mueren volverán como mártires”,  asiente convencida la madre de cinco combatientes.

Abu Mahdi, el padre,  considera que si no luchan contra los “rebeldes salafistas” en Siria, “los próximos seremos nosotros”.

“Nuestra yihad es diferente. Ellos (los salafistas) están trabajando para los países del Golfo y EEUU. Matan a cualquiera. Ellos no tiene religión”, sentencia el padre del mártir de Hizbulá.

“Los que luchan en contra del Bashar al Asad han elegido el camino al infierno”,  advierte Abu Mahdi, antes de agregar que Hizbulá también “está combatiendo contra los yihadistas vinculados a Al Qaeda  en todas las zonas del país donde hay chiíes.

Los jóvenes de Hermel, feudo del Partido de Dios en el valle de la Bekaa,  constituyen la cantera de reclutas chiíes libaneses que luchan con el régimen de Asad contra los “takfiris” (infieles) en la vecina Siria.

Hileras de fotografías de muchachos con vestimenta militar, que han pasado ya a la otra vida, cuelgan de las farolas a la entrada de la ciudad.

La milicia de resistencia chií libanesa cuenta entre sus filas con más 7000 paramilitares y 20.000 reservistas, superando en número al propio ejército libanés, e incluso a algunos otros estado árabes.

Aunque no existen datos oficiales ni confirmación por parte de Hizbulá,  se calcula que entre 2.000 y 4.000 combatientes del Partido de Dios están luchando en el país vecino. “Un comando central de Irán dirigido por la Guardia Revolucionaria coordina las operaciones de Hizbulá  en Siria, en estrecha coordinación con las autoridades de Damasco”, asegura una fuente de seguridad libanesa.

Hizbulá tiene posiciones fijas en la provincia de Homs y el sur de Damasco, en Borsa al Sham, y también en otros lugares de los Altos de Golán.

El grupo paramilitar quiere evitar el tráfico de armas que se envían desde El Líbano a los rebeldes sirios. Para ello, “preparan emboscadas en puntos estratégicos y colocan minas en las rutas transfronterizas” ,  indica la fuente.

El Partido de Dios también tiene escuadrones, unidades encubiertas seleccionados de entre sus mejores combatientes y entrenados por Irán , “cuya misión es asesinar a los líderes opositores suníes y los comandantes del Ejército Libre de Siria (ELS) en Damasco y Alepo “, puntualiza a la agencia Reuters una fuente castrense.

Según Reuters, los ingresos anuales de Hizbulá son entre 800 y 1000 millones de dólares, con un 70 por ciento proveniente de Irán, en función del precio del petróleo. Los fondos restantes del grupo llegan a través de donaciones privadas chiíes y las redes mafiosas en El Líbano.

Además del apoyo a sus combatientes en Siria,  Hizbulá tiene una red de intereses políticos y comerciales en el Líbano. La milicia de resistencia islámica cuenta con 12 escaños en el parlamento libanés , dos ministros en el actual gabinete provisional, una radio y televisión vía satélite y una red social que ofrece de todo, desde salud, educación, pensiones y viviendas.

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