ricard-garcia-vilanova_siria2012_003

El último mártir de Sermin

Sermin, 18 de marzo de 2012

“¡Toma una fotografía!”, insiste un hombre en la calle, como si la imagen pudiera plasmar el sufrimiento,  la impotencia, y el resentimiento de los vecinos de la castigada ciudad de Sermin.

Los tanques y las fuerzas de Bashar Al Assad se retiraron la noche del viernes de esta localidad, sitiada por dos días.

Los combates duraron pocas horas,  los soldados del Ejército Libre no pudieron presentar batalla contra las tropas del régimen y cuando se vieron “desbordados” decidieron marcharse. “Entonces fue cuando las tropas de asalto tomaron el pueblo con 2000 soldados y empezaron con las ejecuciones sumarias, arrestos y las palizas”, explica Abu Omar, antes de detallar que “unos soldados dispararon a tres hombres y después los quemaron vivos”.

El olor a pólvora, a  plástico y goma quemada se respiraba en el ambiente. Decenas de viviendas destruidas, comercios arruinados,  edificios oficiales desmantelados, enormes boquetes en las calles, o en los muros de las paredes, y dos mezquitas del siglo XVII destrozadas. Esta era la imagen desoladora que mostraba ayer Sermin, después del violento asalto.

Las artillería del régimen castigó sobre todo al centro de la ciudad, donde se encuentran la mayoría de los comercios. Para poder cruzar la calle “Al Suq” (el Zoco) había que ir caminando entre escombros, trozos de pared arrancados y  persianas metálicas desparramadas.

Todo el mundo quería relatar sus desgracias, la gente nos asaltaba en las calles para enseñarnos los disparos en las paredes, los agujeros en las ventanas, los almacenes quemados, los sacos de cereales desparramados y  un montón de víveres echados a perder.

“¿Has visto alguna vez en su vida un ejército tan cruel?”, nos pregunta una pobre anciana con la cabeza cubierta con un pañuelo negro, que entreabre la puerta de su casa para mostrarnos el patio con montones de escombros.

Nos adentramos por un callejón. En las paredes con cientos de agujeros de balas se puede intuir la dureza de los combates. Varias viviendas aledañas están quemadas.

“Vinieron diez shabiha (matones del régimen) montados en motocicleta, que portaban bidones de gasolina, e incendiaron las casas”, relata un niño del barrio.

Los vecinos de Sermin enterraron a sus muertos. Un total de 13 civiles, entre ellos un menor, y cuatro soldados del Ejército Libre de Siria murieron en el fiero ataque. En la ciudad solo queda un tercio de la población.

ricard-garcia-vilanova_siria2012_005El último shahid (mártir) que fue enterrado era Ahmed Ben Mahser Qaroush, de 13 años. Un proyectil impactó en la vivienda el jueves a las 16.00 horas local y  mató al niño en el acto. Pero hasta ayer no pudieron enterrar al muerto por temor a ser disparados por los francotiradores apostados en los tejados de las casas.

Una camioneta llevaba detrás el cuerpo sin vida del niño, acompañado por sus padres, hermanos, tíos y primos.  El vehículo se detuvo junto a una mezquita destruida, bajaron el cuerpo que yacía en una camilla cubierto con una manta. Sólo se le veía el rostro. La metralla le había destrozado el cuerpo. Una comitiva condujo al mártir a la plaza del templo y después de rezar por él, marcharon caminando hacia el cementerio. Gritos de sufrimiento y disparos al aire, de rabia y dolor, marcaban el paso del cortejo fúnebre hasta el campo santo.

Aunque en el Islam está prohibido que los hombres lloren por sus muertos en público, uno de los tíos de Qaroush no pudo disimular su tristeza y rompió en llanto.  Un imam ofreció una plegaria mientras cubrían de tierra el cuerpo del niño. Las mujeres y los niños pequeños estaban apartadas, sentadas detrás del grupo que rodeaba la tumba.  La madre de Qaroush no podía casi hablar, se deshizo en lágrimas.

Dos horas más tarde, cuando ya habíamos salido de la ciudad, Sermin volvió a ser bombardeada por el régimen.

Share via emailhttp://www.ethelbonet.com/wp-content/uploads/2012/12/ricard-garcia-vilanova_siria2012_003-150x150.jpg
Submit to reddit