DESPLAZADOS EN YABROUD

El ultimo bastión rebelde de la frontera

Arsal, Siria, 02 de marzo de 2014

“No hay más sitio para los refugiados sirios dentro de Arsal”, explica un tanto alterado, Ali al Hujeiry, alcalde de este municipio, el único suní, en todo el Valle de la Becá, bastión del grupo chií Hizbulá.

En las dos últimas semanas el régimen de Bashar al Asad ha intensificado los bombardeos con desde + G5+1 e Iran s adas en otras localidades de la Bekaa o en Tr. No hay miones entre el G5+1 e Iran aviones MIG y helicópteros de combate en Yabroud, una estratégica localidad de las montañas de Qalamoun, que atraviesa la autopista M-5, que conecta Damasco con los bastiones alauíes en el Mediterráneo (Tartus y Latakia).

DESPLAZADOS EN YABROUDLos ataques aéreos han forzado la huida de entre 8.500 y 10.000 sirios a Arsal, hasta el lunes pasado, según datos de la municipalidad, y  “otras 400 nuevas familias están esperando entrar al territorio libanés”, agrega el alcalde.  “Hemos distribuido comida y agua  a las nuevas familias y esperamos que puedan ser recolocadas en otras localidades de la Bekaa o en Trípoli”,  anhela Hujeiry.

Este localidad fronteriza con Siria ha visto triplicar su población. En el municipio de Arsal residen 40.000 libaneses y 70.000 refugiados. En estos tres años se han construido unos 58 asentamientos temporales alrededor de la ciudad y siguen creciendo.

La ausencia total del Ejército libanés en la frontera en Arsal y alrededores ha convertido esta ruta en la principal vía de suministros de armas para los rebeldes  y de tránsito de combatientes yihadistas, además de ser la puerta de entrada de los refugiados.

“Queremos que el Ejército patrulle la frontera para proteger a nuestro pueblo. Arsal está con las fuerzas armadas libanesas”,  recita al Hujeiry con cara de poco convencimiento.

Tras la ola de atentados contra objetivos chiíes desde principios de año,  el ejército libanés ha instalado un nuevo puesto de control en la vecina Laboue (chií) para chequear posibles coches bomba que, según el movimiento Hizbulá, provienen la mayoría de la ciudad siria fronteriza de Yabroud.

Pero, en realidad, lo que busca el Partido de Dios, que domina el valle de la Bekaa, es tener controlado y lo más aislado posible a la población de Arsal.

La batalla por Qalamoun comenzó en el mes de noviembre y el régimen recuperó las localidades de Qara, Deir Atiya y Nabak, forzando a miles de sirios a huir al Libano.

En las últimas semanas, Damasco  ha reforzado el número de tropas en Sahal y Yabroud, que combaten codo a codo con Hizbula y está bombardeando las localidades con bidones de TNT.

El movimiento de resistencia armada libanesa ha movilizando a sus altos mandos militares a Qalamoun, junto con los 7000 combatientes que ya tiene sobre el terreno, según informan medios libaneses.

DESPLAZADOS EN YABROUD“El día 12 de febrero, el régimen bombardeó por dos horas Yabroud y  después hubo una tregua para que los civiles pudiéramos marcharnos de forma segura. Pero los que llegaron a principios de la semana pasada a Arsal aseguran que los aviones de combate estuvieron bombardeando la carretera por la que huían las familias enteras”, indica Raid Ankur, de 28 años, y padre de tres hijos.

“En Yabroud sólo quedan combatientes, muchos combatientes”, afirma este rebelde de Bab Amr, en Hom.

Tras la ofensiva en Homs, Ankur y su familia se marcharon a Al Qusayr,  que cayó e mayo de 2013, y desde allí s a Yabroud.  Ahora ya no tienen ningún lugar seguro en oeste de Siria donde vivir y han tenido que huir a Arsal.

Antes de la operación del régimen en noviembre de 2013 no había más de 5000 combatientes insurgentes en Qalamoun. Pero, poco a poco, se fueron acumulando más fuerzas rebeldes hasta llegar a aproximadamente 40.000 hombres, según diversas fuentes.  Muchos de estos grupos son salafistas como Ahrar al- Sham,  y Liwa al- Islam,  o afilados a Al Qaeda como el Frente al Nusra o separatistas como El Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL), cuya presencia es cada vez más dominante en el campo de batalla.

La toma de Yabroud será la batalla final para recuperar esta estratégica cordillera, limítrofe con El Líbano.

Esta ofensiva tiene un doble objetivo: por un lado, afianzar el territorio del régimen pero, lo más importante, será acorralar en un callejón sin salida a los combatientes salafistas y afines a Al Qaeda.

“El territorio entre Arsal y Qalamoun se ha convertido en una  plataforma para los ataques contra objetivos de Hizbulá en el Líbano”, explica a MSUR una fuente seguridad, en condición de anonimato.

“Se trata de una operación coordinada entre las fuerzas sirias y Hizbulá, que consistiría en ir empujando a los yihadistas hacia el otro lado de las montañas, en la ladera libanesa, donde serían atacados por los combatientes de Hizbulá”,  detalla la fuente, antes de agregar que una tercera pieza podría ser el propio Ejército Libanés.

“Una participación directa de las fuerzas armadas libanesas en el conflicto sirio sería muy criticado. Pero no hay que descartar la posibilidad de un despliegue masivo de fuerzas militares en la línea fronteriza para sellar la frontera e impedir la huida hacia Arsal de combatientes de Al Qaeda”.

Hay que tener en cuenta que el área de Arsal es territorio prohibido para los guerrilleros de Hizbulá. Si el Partido de Dios atacara Arsal habría represalias y empezarían enfrentamientos entre suníes y alauíes en el norte de Trípoli (bastión salafista) o entre chiíes y suníes en Sidón, al sur del Líbano, (también de mayoría suní).

DESPLAZADOS EN YABROUDLa situación de seguridad en la zona fronteriza se ha agravado desde principios de año. Desde hace un mes las ONG internacionales solo trabajan con personal local más allá del único puesto de control  del ejército libanes en los confines con Siria, en el área montañosa conocida como Wajad Meyed.

El aumento de elementos armados en los nuevos asentamientos temporales podría poner en peligro la seguridad de los trabajadores humanitarios así como de las familia sirias que se han instalado allí.

En esta árido paisaje, que parece sacado del decorado de un “spaghetti western”,  acampan a sus anchas tipos de largas barbas con fusil en mano, que podrían poner en peligro la seguridad de las familias sirias que se han instalado allí y de los propios cooperantes.

“La situación aquí no es segura. Además, no hay ni letrinas ni tanques de agua ni ningún tipo de facilidades ”, se queja Abu Mazem que llegó con su familia hace apenas cinco días a Wajad Meyed y quiere que su mujer y sus hijos puedan ser admitidos en alguno de los campamentos temporales dentro del municipio de Arsal.

“Cada dos o tres días hay un bombardeo muy cerca en las montañas, y temo que un día nos alcance a nosotros. Hemos recorrido 50 kilómetros para llegar hasta aquí y estar a salvo, lejos de los ataques aéreos. Pero nos sentimos a salvo”,  expresa con desasosiego una refugiada de Sahal, que ronda los 50 años.

“Nos bombardearon con bidones de TNT. Los destrozos en la ciudad son innumerables. Por cada barril que impacta al menos 15 viviendas quedan dañadas”,  advierte otro refugiado, también de la misma localidad.

 

 

 

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