Elecciones en Pakistán 2013

El Tigre de Punjab ruge de nuevo

Islamabab, 13 de mayo de 2013

Aunque todavía no hay resultados oficiales, el ex primer ministro Nawas Sharif es el vencedor de estas elecciones históricas para consolidar la democracia en Pakistán. Los últimos datos provisionales del diario Dawn apuntaban ayer a 128 escaños para la Liga Musulmana de Pakistán-N (PLM-N), una mayoría simple, pero como aún no se ha terminado el recuento podría fácilmente llegar a los 137 necesarios para gobernar sin necesidad de una coalición. La segunda fuerza más votada ha sido el Parido Popular de Pakistán (PPP) que apuntaba a ser el gran perdedor de estas elecciones, pero ha conseguido 33 escaños, mayoría de ellos en la Provincia de Sindh, el feudo de la familia Bhutto. A tres escaño por debajo esta el Movimiento por la Justicia (PTI) de la leyenda del deporte, Imran Khan, pero todavía podría sacarle ventaja al PPP.

Sharif, un islamista moderado, ha conseguido un record sin precedentes en Pakistán por ser el único político elegido por tercera vez primer ministro.

Los paquistaníes han confiado su voto a Sharif porque es un hombre pragmático, y es precisamente, pragmatismo, lo que necesita el país para salir de la rampante crisis económica y sobre todo la energética.

Las esperanzas del pueblo paquistaní están puestas en el magnate del acero quien ha prometido abrir el país a una economía de libre mercado, persiguiendo la privatización y desregulación para revivir el crecimiento económico.

Sharif ha dicho que Pakistán debería sostenerse sobre sus propios pies, pero puede que tenga que buscar un nuevo rescate del Fondo Monetario Internacional para evitar una crisis de balanza de pagos.

Pero su principal tarea deberá ser acabar con la corrupción endémica, los continuos cortes de luz, la escasez de gas y el deterioro de las infraestructuras, lo que han provocado un enorme descontento entre los ciudadanos paquistaníes.

Para luchar contra la corrupción “habría que reducir el presupuesto del primer ministro, del Presidente, y de los gobernadores hasta en un 30 por ciento”, indicó Sidiq Al Faroq, portavoz del PML-N. Entre otras medidas,  es necesario “aumentar el control judicial sobre la corrupción. Habrá que poner más jueces persiguiendo la corrupción y establecer un control del gasto en los departamentos”, propone Al Faroq

Otro asunto clave será cómo el nuevo ejecutivo gestionará la lucha contra el terrorismo, algo en lo que han fallado hasta ahora los sucesivos gobiernos de Pakistán.  La violencia creciente en Pakistán ha demostrado que las políticas para acabar con la insurgencia islámica no han dado ningún resultado. Sharif , probablemente, presionará para la negociación con el Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), que ha intentado hacer descarrillar las elecciones con atentados. Sin embargo, podría encontrase con la resistencia de los militares, que han perdido a miles de soldados en lucha contra los insurgentes en las aéreas tribales.

“Si Estados Unidos aboga por sentarse a hablar con los talibanes. Por qué nosotros no podemos establecer una ronda de diálogos con ellos. Es lo que tenemos que hacer. Pero no solo tenemos que dialogar con ellos, tenemos que convencerles. Convencerles de que esta no es la mejor manera de hacer las cosas ni para ellos, ni para nosotros ni para el resto del mundo”,  aseveró el portavoz del partido ganador.

Otro punto espinoso para Sharif será su relación con el Ejército, que ha mandado durante más de la mitad de los 66 años de la turbulenta historia de Pakistán.

Y aunque diga que los militares no deben inmiscuirse en la política, al nuevo primer ministro no le quedará más remedio que trabajar con los generales, que establecen la política exterior y de seguridad, y que tendrán un papel fundamental en la retirada de tropas de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán en 2014.

El líder conservador se replanteaba cambiar las relaciones con EEUU en la guerra contra el terrorismo, que ha aportado al país miles de millones de dólares en ayudas militares. Ahora, que dirigirá el gobierno, su mensaje hacia Estados Unidos es que “Pakistán seguirá trabajando con Occidente para mantenerse unidos en la guerra contra el terrorismo”.

Sharif quiere adoptar medidas para mejorar las relaciones con su histórico rival India, algo que podría intranquilizar a los servicios secretos paquistaníes y al propio Ejército, que buscan la inestabilidad con el país vecino para seguir presionando a Estados Unidos.

Como islamista moderado cuenta con el apoyo de las dos principales formaciones religiosas, Jamat-e-Islami (JI) y Jamiat Ulma e Islam-Fazal (JUI-F). El JUI-F se presenta como la cuarta fuerza del Parlamento y podría ser el partido clave que le diera la mayoría de 137 escaños al PLM-N, para formar gobierno.

 

 

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