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El Ramadán chií se estrena con sangre en Beirut

Beirut, 10 de julio de 2013

Los ánimos andaban muy caldeados ayer en el barrio de Dahiyeh, donde se encuentra el cuartel general de Hizbulá en el sur de Beirut. La explosión de un coche bomba en un aparcamiento en el centro religioso de Bir el Abed, junto a las oficinas del Partido de Dios, dejó un muerto y más de cincuenta heridos, además de importantes daños materiales en los edificios contiguos y comercios.

Cientos de vecinos y periodistas visitaron la zona siniestrada, caminando entre cristales rotos y coches calcinados, mientras los equipos de la Policía y el Ejército intentaban sin éxito cerrar la zona para la investigación.

IMG_7002Los destrozos eran impresionantes.  Todos los establecimientos comerciales frente al aparcamiento estaban dañados y más de una decena de coches estaban calcinados por las llamas. Los empleados, con resignación, recogían los escombros y los cristales rotos.

“Mi hija está en el hospital. Unos cristales se le clavaron en la pierna. Gracias a Dios no ha pasado nada más”,  lamentó Husein Ahsam, que vive en la primera planta de un edificio aledaño al aparcamiento.  La fuerte explosión que se produjo sobre las 11 de la mañana y reventó las ventanas de su casa. Ayer era el primer día de Ramadán para los chiíes, que lo celebran un día antes que los suníes.

“No tenemos miedo a los terroristas ni a Israel. Es la Victoria Divina. Todos estamos con la resistencia, todos estamos con Hizbulá”, aseguró otro vecino que se identifica como Ali.

“Este ataque tiene la firma de los terroristas”,  afirmó Hassan Halik, en referencia a al Frente Nusra (grupo yihadista sirio) que ha amenazado con llevar la guerra al Líbano si la milicia chií libanesa no se retira de Siria.

Otros responsabilizaron a Israel. “Es obra de los servicios secretos israelíes y la CIA. Ellos quieren desestabilizar al Líbano porque todavía no han asumido la victoria de Hizbulá sobre Israel”, dijo Reda Hashim, en referencia a la guerra del verano del 2006.

También un parlamentario de Hizbulá Alí Ammar declaró ante de las cámaras de televisión en Bir al Abed que su grupo era el objetivo del atentado y que “este acto malicioso lleva claramente la huella del enemigo israelí y sus instrumentos”.

“Esperábamos este ataque. Pero no nos detendrán, seguiremos defendiendo a Bashar al Assad”, agregó un “Camisa Negra”, una brigada de seguridad de Hizbulá.

IMG_6990La visita del ministro de Interior, Marwan Charbel, provocó la indignación de la gente, a pesar del llamamiento a la calma. “Ha sido un intento de crear un conflicto entre suníes y chiíes, pero ninguna secta será arrastrada a la discordia”, declaró Charbel.

Pero una multitud encolerizada intentó atacar el vehículo del ministro y tuvieron que intervenir las fuerzas de élite de Hizbulá.  Un grupo de manifestantes, que iba armado, comenzó a disparar al aire,  mientras otros gritaban: ¡Alí, Alí! Y se golpeaban la cabeza (como en la Ashura, que conmemora la muerte del nieto de Mahoma, Husein Ibn Ali).  Todo el mundo llevaba carteles con la fotografía del jeque Hassan Nasrala, líder del grupo chií, que habían sido repartidos en ese momento para mostrar al ministro cristiano que todos los vecinos de Dahiyeh apoyan a Hizbulá.  Al menos diez personas resultaron heridas a consecuencia de los disparos, empujones o golpes de calor en medio de la multitud.

El ministro Chabel tuvo que protegerse en una de las oficinas del Partido de Dios hasta que se calmó la multitud. El vehiculo oficial tuvo que salir custodiado por furgonetas de cristales tintados en las que viajaban milicianos armados.

El atentado de ayer fue el segundo contra Hizbulá en los suburbios de Beirut. El pasado mes de mayo, cuatro personas resultaron heridas en un ataque en el barrio de Shiyá, también controlado por la milicia de resistencia libanesa.

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