El ejército regular rebelde toma el mando para lanzar una contraofensiva a Gadafi

Ras Lanuf, 08 de marzo de 2011

El ejército rebelde se organiza para lanzar una contraofensiva. Las tropas de Gadafi se concentran en Sirte para defender la localidad natal del coronel. Ben Jawad continúa sitiada aunque ya no hay enfrentamientos entre mercenarios africanos y rebeldes.

Dicen los rebeldes que parte de los hombres de Gadafi se han replegado de Ben Jawat y concentrado en los alrededores de Sirte para defender esta estratégica localidad dónde nació el coronel, pero ayer a última hora de la tarde continuaron los combates entre las tropas del régimen y la resistencia.

“Los tanques se han retirado y se dirigen por el desierto a Wadi Hamra”, a unos 150 kilómetros al oeste, aseguró Salah Nas, miliciano de Benghazi que lleva tres días luchando para recuperar Ben Jawad. Otro de los rumores que circulaba ayer era que las fuerzas gubernamentales han plantado minas en los márgenes del camino que conduce a Sirte para frenar el avance de los rebeldes hacia Sirte.

Sobre el terreno, tal y como pudimos comprobar, la resistencia mantenía posiciones sin intención de avanzar a la espera de organizar la contraofensiva para recuperar esta pequeña localidad, de 3000 habitantes, que sigue sitiada por mercenarios africanos y francotiradores.  A diferencia de los días anteriores, el ejército revolucionario  parece que han empezado a organizarse mejor, formando unidades de avanzadilla y retaguardia. Esto se debe a que los militares desertores del Ejército regular han tomado el mando de las operaciones para borrar la imagen de caos y desorden que estaba mostrando la revolución. Si bien hasta ahora la prensa podía llegar tranquilamente hasta el frente de batalla, ahora los rebeldes han levantado un perímetro de seguridad a 20 kilómetros pasado Ras Lanuf para impedir a los periodistas seguir más adelante. El último check está situado en el desvío hacia la Terminal aérea y marítima de esta localidad petrolera, que parece una ciudad fantasma.

Aviones de guerra volvieron a sobrevolar la zona y bombardearon los alrededores de Ras Lanuf, ataques que fueron respondidos con ráfagas de baterías antiaéreas.  A veces la situación resulta cómica: milicianos disparando al aire para intentar derribar el caza, mientras otros compañeros excitados levantan su brazo derecho empuñando un fusil al grito de “Allahu Akbar”, y con la mano izquierda sujetan un bocadillo con quesitos en porciones o un  tetrabrick de  zumo de frutas. El ruido ensordecedor que provocan con las metralletas, kalashnikov o las lanzaderas de cohetes es peor que el sonido de los cazas o incluso los bombardeos. Si, por desgracia, uno se encuentra en medio del fuego cruzado de los propios milicianos no le queda más remedio que correr desierto a través o tirarse al suelo  para protegerse detrás de un montículo de tierra. Unos, ensayaban como tirar de la espoleta de una granada de mano, a 100 metros de los periodistas, y para tranquilizarlos les indicaban con los dedos sobre el hombre las “estrellas” del uniforme que, dudosamente, podría pertenecer a cualquiera.

La tensa calma que se vive en Ras Lanuf no ha convencido demasiado a los habitantes de la zona residencial del enclave petrolero y muchas familias han hecho las maletas y huido a otras localidades del este más seguras. La entrada a la ciudad se ha convertido en una cantina donde se sirve café y te caliente, pastas y bocadillos, gratuitos.

El desarrollo de la guerra sigue siendo una gran incógnita. Los rebeldes no han dado por perdida su lucha y siguen sumando milicianos y apilando armas y municiones en los puestos de control de la carretera hacia Ras Lanuf. Varios grupos de milicianos partieron en pickup hacia Ben Yawad a la hora del crepúsculo para luchar, de nuevo, contra las fuerzas del coronel que han empleando el juego sucio y usado escudos humanos en esta ciudad. Se desconoce el número de bajas en los enfrentamientos pero al menos siete rebeldes han muerto desde el domingo.

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