khoulod & Nidal Natalia sancha 18042013 (7 of 11)_web

El desafío de casarse por lo civil en el Líbano

Beirut, 22 de abril de 2013

“Para nosotros,  ya es imposible, pero las cosas pueden cambiar para nuestros hijos”, anhela Kholoud Sukariye, de 30 años, que desearía para el bebé que está esperando que crezca en un país donde las divisiones sectarias no dominen todos los aspectos de la vida libanesa.

 

La historia de amor de esta libanesa suní con Nidal Darwish, chií de 29 años, comenzó hace tres años.  Sukariye era la profesora de inglés de Darwish en el Instituto Americano de Educación. Lo de ellos fue un amor a primera vista. Cuatro meses después de haberse conocido Darwish le pidió matrimonio el 10 de octubre de 2010.

El hermano de Sukariye y Darwish eran amigos antes de que éste la conociera. “Así que fue a él al primero que se lo comunique por SMS. Me dio tanta vergüenza que apague el móvil por cuatro días. Entonces, él me llamó y me dijo que sus padres estaban muy contentos por la noticia”, relata Darwish.

 

Al principio, ninguno de los dos pensó que su enlace iba a transcender a un asunto de interés nacional. Pero así lo fue.

El 10 de noviembre de 2012 Sukariye y Darwish contrajeron matrimonio en el registro civil desafiando la legislación libanesa, marcada por la fuerte presión de las 18 comunidades religiosas que coexisten en el Líbano.

Se trata de un caso sin precedentes en la historia del país de los cedros, donde sólo las uniones religiosas son reconocidas oficialmente. El matrimonio civil únicamente se registra cuando la pareja se ha casado en el extranjero, por lo que se acogen a las leyes civiles de otro país.

El primer matrimonio civil en el Líbano ha generado un remolino social y judicial, que ha puesto en jaque a las autoridades políticas y religiosas.

El primero en reaccionar fue el mufti Mohamed Rashid Qabbani, máxima autoridad suní en el Líbano, que atacó la decisión mediante una fatwa (edicto religioso) por la cual prohibió las uniones civiles y advirtió de que cualquier responsable musulmán que apoye el matrimonio civil sería considerado un apostata.

La situación de Darwish y Sukariye todavía se encuentra en un limbo legal. Por un lado, el Alto Comité Consultivo del Ministerio de Justicia ha validado por segunda vez su enlace, mientras que el ministro de Interior, Maruan Charbel, todavía no ha aprobado la legalidad del matrimonio civil.

El presidente Michel Sleiman, un cristiano moderado, participó también en este debate a través de las redes sociales, y se manifestó a favor de la unión civil.

Sleiman considera que los matrimonios civiles son un “paso muy importante en la erradicación del sectarismo y en la construcción de la unidad nacional”.

“Son excusas. Nuestro enlace es legal. El problema es que el Gobierno libanés es un régimen sectario, basado en los intereses religiosos de cada confesión, sin tener en cuenta los derechos civiles”, denuncia Darwish.

Esta valiente pareja ha dado el primer paso hacia el laicismo. “Es nuestro derecho como ciudadanos libaneses. No creemos en el matrimonio regulado por una institución religiosa. El Gobierno tiene que reconocer el estatuto matrimonial en el registro civil”, reclama Sukariye.

La decisión de casarse ante un notario no fue fácil. “Primero debíamos tener todo bien atado antes de dar el salto, ya que un fallo en el proceso podría traer consecuencias legales”, indica Sukariye.

En un foro de derechos civiles en Beirut conocieron a Talal Hussein, un abogado que tras dedicar cinco años a estudiar a fondo la legislación libanesa encontró que la unión civil es legal en el país cuando la pareja no pertenece a ninguna confesión religiosa. Se trata del artículo 60 L.R de la Constitución, que data de 1936, durante el mandato francés en el Líbano.

“Una amiga mía, que conocía nuestro deseo casarnos por lo civil, nos presentó a Hussein y él fue quien nos hablo de la legalidad de los enlaces civiles”,  señala Sukariye. “No es por una cuestión religiosa. Se trata de un acto política; por nuestros principios de igualdad. Queremos que el Líbano sea un país laico”, insiste la misma.

Tras estudiar meticulosamente durante casi un año todos los documentos del abogado, los novios decidieron desafiar a la institución religiosa y  contraer matrimonio ante un notario.

“Lo más difícil fue decírselo a mis padres”, confiesa Sukariye. “Como mujer musulmana, mis padres no entendieron mi deseo de no querer celebrar una boda por el rito islámico. Pero después, cuando les explique que según la ley, los matrimonios civiles son legales en el Líbano, me apoyaron en mi decisión”, subraya.

Sukariye y Darwish tuvieron que retirar sus confesiones del registro civil para poder suscribir el contrato matrimonial.  Cuando nazca su hijo lo inscribirán en el registro sin confesión religiosa.

“Queremos que él o ella pueda decidir su religión. Que sea una elección personal no impuesta por la presión sectaria y política”,  aclara Sukariye, que confía en que se legalice su condición conyugal antes de que nazca el bebé.

Esta pareja ha dado ejemplo a otros jóvenes que abogan por el matrimonio laico en territorio libanés.

Entre aquellos que ya han dado el paso están Shaza Khalil y Tony Dagher, -ella musulmana y él cristiano-, que decidieron anular sus billetes a Chipre para casarse en el Líbano. Hasta ahora, la única alternativa que tenían las parejas al enlace religioso era hacerlo en el extranjero.

La ciudad chipriota de Larnaca y Estambul (Turquía) son los destinos por elegidos para los miles de jóvenes libaneses que contraen matrimonio civil fuera del país.

Alrededor de 2000 parejas viajan para casarse en el extranjero el cada año, según estadísticas del ministerio de Turismo libanés. Sólo en 2011, unas 700 parejas contrajeron matrimonio en Chipre, ya que es el destino más cercano y barato.

Las agencias de viaje han sabido aprovecharse de esta demanda y ofrecen paquetes de viaje exprés de dos días para las novios que se casan en Chipre.

El pack de boda cuesta alrededor de 1450 euros, e incluye viaje ida y vuelta, noche de hotel, más las tasas de la licencia de matrimonio y registro.

El enlace laico de Sukariye y Darwish ha abierto el debate en las calles de la reforma del Estatuto Personal.

Varias asociaciones civiles contra el sectarismo han organizado concentraciones pacificas para reclamar el matrimonio civil. Éstas demandas han llegado también al Parlamento a través de un proyecto de ley,  elaborado por Ogarit Yunun y Walid Slaibe, fundadores de la campaña nacional para el Estatuto Personal de los libaneses. Ésta es la última iniciativa civil para cambiar el actual sistema que refuerza el poder de cada secta y perpetúa el régimen confesional en el Líbano, en el que presidente, primer ministro y portavoz del parlamento son votados según su confesión.

Desde los años setenta, tres borradores de ley han pasado al Parlamento, pero todos han acabado en los cajones del despacho del Ministerio.

En una entrevista a un medio libanés, la activista Yunun declaró: “No buscamos validar un texto ni reducirnos al matrimonio civil. La iniciativa del abogado Hussein para legalizar el enlace no religioso es sólo para aquellos que retiren su confesión del registro civil. Queremos una ley completa que respete los derechos de todos los libaneses”.

Un reto que, por el momento, se presenta complicado, ya que la ley civil es una petición a la que se oponen las autoridades religiosas por miedo a perder sus privilegios contemplados en la Constitución.

Share via emailhttp://www.ethelbonet.com/wp-content/uploads/2013/04/khoulod-Nidal-Natalia-sancha-18042013-7-of-11_web-150x150.jpg
Submit to reddit