Cómo educar a un niño bomba

Peshawar, 31 de octubre de 2009

Rahmatullah Shah tiene trece años y desde el pasado 18 de octubre, una nueva vida por delante. Educado en la disciplina talibán, este adolescente, hijo de un “yihadista” afgano, fue elegido para una misión suicida contra unas instalaciones del Ejército pakistaní en Peshawar. Sus ademanes nerviosos lo delataron cuando se acercaba al puesto de control militar. Entonces, un agente de policía le dijo con tacto: “pareces un verdadero musulmán, pero hay un problema con tu corte de pelo y tu manera de llevar el tarbús -gorro islámico-. Si quieres estar junto al Profeta en el lugar más alto, reservado para los hombres de Paz, deberás colocártelo correctamente”.

El joven suicida, con ingenuidad,  le preguntó al oficial que cuál era la forma correcta de llevarlo, y al inclinar el tarbús hacia atrás, tal y como le había indicado el policía, dos pequeños tiradores de plástico asomaron bajo su túnica.

“Una pareja de comandos de las Fuerzas Especiales tuvieron que intervenir para inmovilizarle las manos e impedir que detonara el chaleco de explosivos”, detalla un agente de los servicios de Inteligencia paquistaní (ISI).

Custodiado por unos policías, Shah entró a la Comisaría Central de Peshawar para prestar declaración. El kamikaze confesó que había sido captado en una madrasa (escuela coránica) y  llevado a un centro de entrenamiento en Waziristán del Sur, bajo la supervisión de Qari Hussein, considerado el  mentor de los suicidas.

“Estaba trastornado. Me dijo que no podía esperar más, que quería abrazar el shahadat (martirio) para ir al Firdaus -cielo musulmán- y encontrase con el Profeta”,  relata la fuente del ISI.

Shah fue sometido a un adoctrinamiento intensivo. Sus instructores lo formaron con métodos de guerra convencional para combatir contra las tropas extranjeras en Afganistán. Le enseñaron a utilizar lanzamisiles, rifles kalashnikov  y a colocar minas. Durante los entrenamientos se proyectaban videos sobre la lucha armada de los milicianos palestinos, la guerrilla libanesa Hizbulá o de la insurgencia en la Cachemira ocupada.  Al muchacho le convencieron de que debía realizar ataques suicidas por el bien del Islam.

Según la agencia de Inteligencia paquistaní, más de 5.000 alumnos -de entre 10 y 17 años-, que estudian en las madrasas, han recibido entrenamiento para convertirse en kamikazes.

La falta de recursos de los padres, unido a la influencia de los talibanes,  obliga a muchos niños a estudiar en seminarios islámicos y ser extremistas radicales.

La talibanización es un fenómeno que se extiende como un cáncer en el conflictivo cinturón tribal.

Qari Hussein, número dos de Tarik-e-Talibán Pakistan (TTP), defiende los atentados suicidas en el Islam, “porque así lo dice el noble Corán y los dichos del Profeta”. “Alá en el sagrado Corán urge a los musulmanes a luchar contra los no musulmanes que están matando mujeres y niños y cometiendo brutalidades contra la Umma (comunidad islámica). Alá se enorgullece de los musulmanes que toman parte en la Yihad y se avergüenza de aquellos que no luchan”, argumenta el líder talibán.

Para Hussein,  Estados Unidos y sus aliados “están implacablemente involucrados en el genocidio de los musulmanes en Pakistán y en todos los demás lugares”. Por ello, continua: “creemos que la mejor respuesta son los atentados suicidas. Esta es nuestra arma más letal contra las fuerzas bárbaras”.

El lugarteniente de Hakimulá Meshud, advierte de que el TTP “planea lanzar misiones suicidas en los próximos días para crear mas bajas entre nuestros enemigos”, en referencia al Ejercito paquistaní, que desde el pasado día 17 está combatiendo contra los insurgentes de Waziristán del Sur.

“Instamos a la comunidad europea a que ejerza presión sobre los líderes de sus respectivos países para que dejen de apoyar a EEUU, sino, los suicidas sacudirán vuestras ciudades”, amenaza el líder talibán, para después aclarar que ellos no atacan a “gente inocente”.

“Nuestros objetivos son sólo las fuerzas de seguridad y las instalaciones gubernamentales, no el pueblo paquistaní. Condenamos enérgicamente las matanzas de gente inocente”, sentencia el mentor de los niños bomba.

Repitiendo una vez más el discurso habitual del TTP, Hussein acusa al ISI y a otras agencias de inteligencia extranjeras -la India y el Mossad israelí- de “conspirar para dar una mala imagen a los talibanes y así conseguir sus objetivos”.

Respecto a las especulaciones que afirman que el TTP recibe financiación y armas a través de India,  Hussein zanjó los rumores considerando que “es muy irónico que el Gobierno de Pakistán haya empleado esa acusación contra nosotros,  ya que como musulmanes odiamos severamente la religión y la cultura indias. Incluso, pensar en India de una manera positiva es pecado para nosotros,  pues los consideramos nuestros enemigos declarados”.

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