Café solo para ellas

El Cairo, 06 de mayo de 2007

Marwan Ismail, de 32 años, y su esposo Hasan Saimi, de 40, son los propietarios del único establecimiento exclusivo para mujeres en Egipto: el café Spangles.

Aunque está discretamente ubicado en el sótano de un edificio del barrio cairota de Nasr City, el lugar no pasa inadvertido, pues en la entrada se puede ver el letrero: “cafetería solo para mujeres”.

A Marwan se le ocurrió la idea una tarde cuando cenaba con su marido en un restaurante de comida rápida. “Miré a esa pobre mujer luchando contra el niqab (velo) para meterse un trozo de pollo en la boca y pensé que no era justo. Entonces se me ocurrió lo de la cafetería para mujeres”, explica Marwan, que lleva la cabeza cubierta con un hiyab (pañuelo) anudado detrás del cuello, que le acentúa su redondo rostro.

Un buen negocio Al principio, su esposo Hasan no estaba de acuerdo con el proyecto, pero después de meditarlo decidió que podría ser un buen negocio.

En mayo del año pasado, la pareja cairota adquirió un local de 200 metros y lo transformó en una acogedora cafetería con sofás y sillones tapizados en cuero de tonos pastel y mesitas bajas de metal con la superficie de cristal.

“Estoy contenta al ver que el negocio va bien y porque estoy ayudando a las mujeres a que salgan solas”, dice orgullosa, Marwan mientras nos invita a degustar su especialidad: el café con nata y crema de chocolate.

El Spangles abrió aproximadamente hace siete meses y desde entonces no ha para-do de recibir la visita de clien-tes femeninos. Aunque tienen una clientela fiel de entre 30 y 40 mujeres por día, todavía no han recuperado el dinero que invirtieron en el negocio. Mar-wan cuenta que Hasan tuvo que pagar 80.000 libras egipcias (casi 30 millones de pesos) para renovar el alquiler del local, ubicado en un barrio de clase media.

En el Spangles se celebran fiestas de cumpleaños, la tradicional puesta de la hena (un ritual de las bodas árabes que consiste en que las mujeres se pintan las manos), y concursos de degustación.

Ante los muchos curiosos que intentan entrar a este establecimiento reservado a mujeres, un guardia de seguridad vela por la tranquilidad de las clientas.

Cafe solo ellas_webMientras sigue la conversación con Marwan, en una de las mesas hay un grupo que ronda los treinta años. Una de ellas, Noha Said (de 32 años) divorciada y profesora de inglés, quien cuenta que esta es la primera vez que planea con sus amigas salir a tomar algo. “Aquí nos sentimos libres, podemos estar cómodas y tranquilas sin que nos molesten los hombres”, exclama Noha radiante de felicidad.

“Mis padres nunca me hubieran dejado ir sola a un café donde hay hombres”, añade Sohad, una de sus compañeras mientras se enciende un cigarrillo.

“Necesitábamos un lugar como este para nosotras, porque en Egipto hay mucha discriminación con las mujeres”, denuncia Sohad.

Así, el Spangles se ha convertido en el espacio privado donde, por unas horas y sin que nadie las observe, las mujeres egipcias pueden hacer libremente aquello que no les está permitido, como descubrir sus rostros, conversar sobre cualquier tema con amigas, fumar cigarrillos y, sobre todo, ver partidos de fútbol.

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