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Bagdad, ciudad blindada.

Bagdad, 15 de julio de 2014

La guerra asoma a no más de 25 kilómetros pero en las calles de Bagdad la vida bulle a 45 grados centígrados.

La capital de Irak es el objetivo final del los combatientes del Estado Islámico que siguen avanzando desde norte de Bagdad.  El calor que derrite el asfalto, unido a los muros de hormigón que bloquean avenidas o parten vecindarios por la mitad,  no anima demasiado a transitarla.  A esto se une un tráfico infernal generado por los cientos de puestos de control que se han instalado por toda la ciudad para asegurarla.  Uno de los flancos más ultraprotegidos es el aeropuerto internacional de Bagdad, donde hay desplegados, además de las fuerzas de seguridad, voluntarios que han tomado las armas.  Tras la fatwa (edicto religioso) del gran ayatolá Ali Sistani que llamó a la movilización popular, unos tres millones de voluntarios, entre los que están en el frente y reservistas, apoyan al Ejército iraquí en sus operaciones en Bagdad, Tikrit, Saladino, Diyala, Samarra.

Hay informes militares que apuntan que los combatientes yihadistas tienen como finalidad invadir la capital desde varios ejes. En los planes de ocupación estaría incluida la participación de células durmientes de insurgentes que se encuentran en la periferia de Bagdad.

“La seguridad se ha incrementado el doble desde la toma de Mosul por el Estado Islámico”, indica  Galib al Zamili, del Consejo Local de Bagdad.

Entre las nuevas medidas de seguridad está el reforzamiento de los puestos de control con fuerzas de élite SWAT y más equipamiento militar.

“Cualquier edificio gubernamental es objetivo de los terrorsitas. Tenemos que proteger la ciudad desde fuera y desde dentro”,  advierte Al Zamili,

“Tenemos hombres y armas suficientes para proteger Bagdad, ya que no solo contamos con las fuerzas de seguridad sino con toda la población que también tiene sus propias armas”, advierte el responsable del gobierno local.

IMG_8296No obstante, las fuertes medidas de seguridad y los planes del Ejército para la defensa de Bagdad no han impedido que dos atentados suicidad consecutivos, en menos de 48 horas, alerten de que los hombres de Abu Baker el Baghdadi (el autoproclamado califa Ibrahim) hayan  penetrado en la blindada capital iraquí.  Un atacante suicida se hizo estallar en un puesto de un mercado popular donde los combatientes chiíes van a compran su vestimenta militar.  Poco después un Kamikaze que conducía un vehículo cargado con explosivos detonó la carga en un punto de revisión a hora punta del día en el barrio de Kadhimiya, de mayoría chií.  La explosión se llevó por delante a siete personas, cuatro de ellos policías, y el resto civiles. Además otras 14 resultaron heridas. El objetivo del ataque, según fuentes policiales,  era el santuario de Kadhimiya, lugar sagrado de los chiitas, que se encontraba a menos de un kilómetro del puesto de control.

A pesar de que los iraquíes, como la inmensa mayoría de los árabes, dejan el destino en las manos de Dios,  nadie se atreve a pronosticar una victoria del Ejército iraquí si los combatientes del Estado Islámico llegaran a entrar en Bagdad.

“Estamos acostumbrados a la guerra. Llevamos más de treinta años de guerra tras guerra. Nadie sabe lo que va a pasar. El futuro está en manos de Dios”, anhela Um Fadi, una mujer de mediana edad, que está regateando con el verdulero en un puesto del mercado de Bab Muadan, un barrio chií en el oeste de Bagdad.

Muchas de las frutas y verduras, especialmente las que traen desde Mosul o Erbil, han subido el precio del kilo, debido al coste adicional del transporte.  Todos los camiones tienen que venir por carreteras alternativas o secundarias debido a que las carreteras generales están cortadas y hay puestos de control tanto de las fuerzas iraquíes como de los Peshmerga (fuerzas kurdas) o del Estado Islámico.

Si bien a primera vista, la bulliciosa capital de Irak parece que sigue funcionando a ritmo completo,  las operaciones militares en el norte del país afectan al día a día.

VOLUNTARIOS IRAKLa estación de autobuses del Norte que hace el recorrido Samarra, Tikrit, Biyi, Mosul está prácticamente vacía. Los únicos autobuses que hacen este recorrido que ahora son 11 horas cuando antes eran 5 horas operan entre 5.00 a 11.00 am. Después del mediodía ya no salen los autobuses por temas de seguridad.

Muchos culpan a la mala gestión del Gobierno de Bagdad por la falla en la seguridad.

“Antes apoyaba a Al Maliki. Y le voté a la Coalición de Estado de Derecho (el bloque del primer ministro ) en elecciones generales de mayo. Al Maliki es el responsable del revés de Mosul y de las miles de muertos y desaparecidos. El es el jefe del Gobierno, Director general de la Inteligencia militar y jefe de las Fuerzas Armadas,  y hay que procesarle porque es el máximo responsable de la caída de Mosul”, declara acalorado Falah, funcionario gubernamental.

Hubo otros factores más importantes que la negligencia del primer ministro que determinaron la derrota militar del Ejército iraquí en Mosul, entre ellos la corrupción en la institución militar.

Existe un término en árabe “fadaiya” que se utiliza como sinónimo de unto que le paga el soldado al capitán de la compañía para ausentarse de su puesto.  Es algo tan extendido entre los militares que un comandante de División se puede sacar de sobre sueldo hasta 5000$ si hace la vista gorda, ya que cada soldado le da la mitad de su sueldo que asciende a 1000$.  “Cuando el Estado Islámico llegó a Mosul,  muchos soldados no estaban en sus puestos sino tranquilamente con sus familias en casa y no pudieron defender la ciudad”, asegura Falah.

El prestigioso politólogo, el doctor Wafeq al Hachemi, justifica las derrotas militares del Ejercito iraquí por falta de equipamiento militar.

“Las tropas de EEUU salieron de Irak sin armar al Ejercito. Sin dejar aviones de combate, ni equipamiento moderno”, critica el analista político.

“Hay un acuerdo militar que no ha sido activado. El Departamento de Estado de EEUU nos había prometido aviones de combate Apache y M-16 y no han llegado nada”, insiste al Hachemi antes de agregar que en cambio Rusia “nos ha enviado cinco aviones Sukhoi SU-25, comprados de segunda mano”.

La inestabilidad política también está afectando a la economía del país. “Irak tiene la mayor reserva de petróleo del mundo, 143mil millones de barriles y el crecimiento económico ha descendido al 68 % por la crisis que atraviesa el país”, alerta Al Hachemi, antes de matizar que “el factor de seguridad es la principal causa que impide la inversión de empresas multinacionales”.

 

 

 

 

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