Gaza 064_2_web

Apatía árabe ante la invasión israelí en Gaza.

El Cairo, 05 de enero de 2009

La dramática situación que se vive en la Franja de Gaza desde que comenzó el pasado 29 de diciembre la operación “Plomo Fundido”, la ultima ofensiva israelí contra el Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas), pone de relieve la incapacidad de la región para reaccionar frente a las crisis. La Liga Árabe, una vez más, se ha mostrado profundamente dividida, anteponiendo sus propios intereses a la hora de buscar una solución para frenar el ataque israelí. La guerra en Gaza abre otros frentes de batalla en Oriente Medio: la pugna por el liderazgo en la zona.

Los estados llamados “moderados” y aliados de EEUU –Egipto, Arabia Saudita y Jordania-, que no ocultan su animadversión hacia el movimiento islamista palestino, repiten el discurso de la Casa Blanca, responsabilizan a Hamás de todo lo que sucede en Gaza y de haber provocado la ruptura de las relaciones con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. El otro frente -Siria y Qatar-, apoyado por el régimen iraní y la milicia libanesa chii Hizbula, ha alentado a Hamás a enfrentarse al Ejército israelí, con la esperanza de que los milicianos consigan otra “victoria divina” contra el enemigo sionista.

La última reunión de emergencia del organismo panárabe para exigir el cese de las hostilidades, que se celebró el 31 de diciembre en El Cairo, terminó con un escueto texto de a penas un párrafo en el que  los ministros de Asuntos Exteriores árabes pedían al cese inmediato de las operaciones militares israelíes. De un plumazo, los estados árabes esquivaron sus responsabilidades con los palestinos y pasaron la patata caliente al Consejo de Seguridad de la ONU. Una delegación libia trasladó el borrador de resolución al Consejo de la ONU, que fue rechazado al considerarlo desequilibrado por centrarse casi exclusivamente en las acciones de Israel. La Liga Árabe prometió, entonces, enmendar su error y rehacer el documento para que fuera más equitativo, pero no ha hecho nada y ahora responsabiliza a la comunidad internacional de no haber parado la agresión israelí contra los palestinos. El secretario general del organismo panárabe, Amr Musa, ha condenado el “fracaso” del Consejo de Seguridad de la ONU a la hora de adoptar una resolución para el cese inmediato de las operaciones militares israelíes contra Gaza.

Pero además de culpar a la ONU y al veto por parte de Estados Unidos para impedir cualquier resolución, Musa debería preguntarse qué es lo que ha hecho Egipto,  principal mediador entre Israel, la ANP y Hamás, para evitar esta masacre.

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha querido ser el capitán de los tres equipos y al final se ha quedado sin jugar. Tanto es así que la comunidad internacional se está planteando que Turquía ocupe el papel de mediador, pues mantiene buenas relaciones tanto con los regímenes árabes como con Israel.

Desde que el Movimiento de Resistencia Islámico tomó la Franja de Gaza en junio de 2007,  el “Rais” Mubarak se siente amenazado porque al otro lado de su frontera gobierna una organización radical, al servicio de Siria e Irán, con mucha influencia sobre el proscrito movimiento de los Hermanos Musulmanes de Egipto.

Por ese motivo, y ante la falta de los observadores de la UE y de la Guardia Presidencial de Abbas, las autoridades egipcias se han visto obligadas a cerrar la frontera y abrirla sólo para casos humanitarios.

A pesar del cierre fronterizo de Rafah, la ausencia del Ejército egipcio en esta zona del Sinaí ha permitido la proliferación de túneles que conectan este territorio con Gaza, por los que, además de provisiones, entran armas y municiones para los milicianos islamistas.

Mubarak, que ha sido muy criticado en el mundo árabe por impedir la entrada de los palestinos, mantiene su postura de no abrir la frontera hasta que Hamás no devuelva el control de la franja a la ANP.

A lo largo del 2008, Egipto mantuvo conversaciones paralelas con dirigentes israelíes, de la ANP y de Hamas, pero no consiguió sentar en la misma mesa de negociaciones al Movimiento de Resistencia Islámico y a su rival, Fatah. Tampoco consiguió convencer a los radicales islamistas para continuar la tregua con el Estado judío.

Pero a estas alturas, después de ver la carnicería de Israel en Gaza, deberíamos preguntarnos hasta dónde llega la responsabilidad de Hamás y el porqué de la pasividad árabe ante esta masacre.

Más de medio millar de palestinos han tenido que morir en este conflicto para que el mundo árabe reaccionara. A la desidia de los dirigentes árabes se ha unido la escasa movilización de la sociedad civil para condenar la invasión al territorio palestino.  A lo largo de estos días se ha visto que las manifestaciones más numerosas no se convocan en los países árabes vecinos, sino en Turquía, Irán, Afganistán, India, e Indonesia. Cuando Hamás llamó a todos los palestinos a atacar por cualquier medio al Estado hebreo y pidió a sus hermanos musulmanes que se manifestaran contra el asedio israelí, después de que el Ejército asesinara a uno de sus líderes más prominentes, Nizar Rayyan, a sus cuatro mujeres y a ocho de sus hijos, sólo unos miles de palestinos salieron a las calles de las principales ciudades de Cisjordania y otros pocos cientos de árabes se unieron a las protestas en países como Egipto, Jordania, Siria y Líbano.

Los únicos que han levantado la bandera de Palestina son la milicia libanesa Hizbulá, la organización de Hermanos Musulmanes de Egipto y Jordania y los líderes religiosos y políticos de Irán, que están aprovechando la situación para ganar influjo en la región.

Los dirigentes árabes moderados, que no han tenido más remedio que cambiar su discurso hacia Israel en los últimos días,  prefieren dejar en manos de la diplomacia internacional las herramientas para intentar conseguir un alto el fuego que detenga el infierno en el que arde Gaza.

Share via emailhttp://www.ethelbonet.com/wp-content/uploads/2009/01/Gaza-064_2_web-150x150.jpg
Submit to reddit